Una reforma al Congreso colombiano la hemos esperado con vehemencia todos, sin importar la corriente política a la que se pertenezca. Varios puntos clave presentaron los legisladores en ese sentido, es de aplaudir, sin embargo, hay uno, el cual, aún no cuadra en las mentes, en especial, de quienes confiamos en el Pacto Histórico, y es la reducción de los altos salarios de los parlamentarios.
Ese discurso de reformar al Congreso lo escuché en todos los candidatos al legislativo en sus campañas, sin diferencia de color. Hoy se presenta un proyecto aceptable, pero con un tinte no popular ni coherente, al referirse a que sí habrá disminución de salarios, pero a partir del 2026.
Las justificaciones o las críticas pueden llegar. Senadores del Pacto Histórico aseguran que así es la única forma para que el proyecto no se hunda, incluso afirman que es irse en contra de la norma si se bajan la mesada en este periodo.
“Espero que este golpe a los votantes populares sea una estrategia para que pase la reforma y se puedan reducir los salarios en esta legislatura”.
Hasta cierto punto se podría entender, pero al ver afirmaciones como la del reconocido jurista Miguel Ángel Del Río Malo, quien aseveró que “Las herramientas jurídicas para disminuir los salarios y las vacaciones de los congresistas en esta legislatura existen. Sólo basta una dosis de coherencia”, lo pone a pensar a más de uno, máxime cuando es él un militante del Pacto Histórico.
Con lo anterior volvemos a un punto de nunca acabar en el legislativo, y es que cuando no hay voluntad política, es porque algún interés particular se pone como protagonista. Espero que no sea así y que el proyecto presentado pueda entenderse como estratégico para que pase, más cuando lo presentan importantes senadores, quienes siempre han luchado para que los altos salarios se reduzcan.
Esa decisión tan popular y tan esperada de disminuir salarios, al no darse, pondrá en entredicho a los nuevos congresistas, quienes llegaron por la confianza de un pueblo cansado de tanta infamia y desigualdad, ese pueblo que estuvo en las calles representando a un estallido social político.
Ojalá este golpe a los votantes populares sea una estrategia para que pase la reforma y se puedan reducir los salarios en esta legislatura.
Por: Emilio Jiménez Santiusti