Las relaciones entre Estados Unidos y América Latina mantienen un lugar central en la agenda diplomática regional, con especial énfasis en temas como migración, seguridad, cooperación económica y lucha contra el crimen transnacional. Gobiernos de ambos lados han sostenido reuniones y contactos de alto nivel para cerrar el año con avances en estos frentes.
Uno de los ejes principales ha sido la migración, donde Washington ha reiterado la necesidad de una mayor corresponsabilidad regional. Países de Centroamérica, el Caribe y Suramérica han pedido más apoyo financiero y técnico para atender los flujos migratorios y enfrentar las causas estructurales del desplazamiento, como la pobreza, la violencia y el cambio climático.
En materia de seguridad, Estados Unidos ha insistido en fortalecer la cooperación contra el narcotráfico, las redes de trata de personas y el tráfico de armas. Varios países latinoamericanos, por su parte, han solicitado que estas estrategias incluyan un enfoque social y de desarrollo, además del componente militar y policial.
La cooperación económica también ha estado en el centro de las conversaciones, con iniciativas orientadas a impulsar inversiones, transición energética, cadenas de suministro y proyectos de infraestructura. Washington busca consolidar su presencia en la región frente a la competencia geopolítica global, mientras los gobiernos latinoamericanos reclaman relaciones más equilibradas y beneficios tangibles.
Analistas señalan que el vínculo entre Estados Unidos y América Latina llega al cierre de 2025 con avances puntuales, pero también con desafíos persistentes, como la polarización política, las diferencias ideológicas y las tensiones comerciales. No obstante, coinciden en que el diálogo seguirá siendo clave en 2026 para la estabilidad regional.

