Emilio Jiménez Santiusti.

Esperanzados con el nuevo Congreso

¿Recuerdan, cuando se hablaba en pleno estallido social, que el inicio del cambio solamente se iba a dar si se oxigenaba o se renovaba al Congreso de Colombia? Pues se ha dado el caso en cierto punto, y el pasado 20 de julio vimos una posesión de legisladores algo atípica, pero con una señal importante, se respira, en algunos parlamentarios, bríos para renovar un país tan necesitado de reformas en muchos sectores.

Para quienes estamos esperanzados en ese cambio, no es agradable ver como presidente del Senado a Roy Barreras, es muy difícil comprender, más en la idiosincrasia política colombiana, que una persona como él vaya a manejar el legislativo pensando ahora en intereses comunes. Sin embargo, hay que dejarlo trabajar y estar muy atentos todos a su labor, ¿qué tal y se faje una buena gestión pensando en los colombianos?

Además, no me preocupa tanto su Presidencia porque tendrá encima a muchísimos colombianos veedores de su labor, en especial, a un Gustavo Bolívar y compañía, quienes estarán muy atentos y harán público, a través de redes sociales, si Barreras vuelve a sus andanzas o realmente se dedicará a poner en práctica su discurso de trabajar. Me gustó cuando en sus palabras aseguró: “seremos ciudadanos senadores de ahora en adelante, el honorable habrá que ganárselo”.

 

«Se acabó la era del congresista poderoso, quien estaba acostumbrado a que sus votantes se arrodillen en la falda de su escritorio».

 

El cambio inició en este Congreso, ver a los principales partidos políticos relativamente en igualdad de curules, acerca a creer que se legislará en democracia. Claro, falta mucho, porque aún hay parlamentarios puestos ahí para seguir custodiando y manejando los intereses de unos pocos, tanto en la nación como en la región.

El Congreso representa a la sociedad colombiana. Siempre han existido curules para todos, sin embargo, nunca con la paridad, protagonismo y voz de hoy. Tenemos legisladores que encarnan al campesino, al negro, a la víctima, al indígena, al animalista, al ambientalista, al ingeniero, al banquero, al exvictimario, inclusive, hay todavía algunos que simbolizan hasta el clientelismo y la corrupción.

Las reformas acertadas pasarán, las de intereses particulares no. Por eso, una de las primeras reformas será la eliminación de beneficios y reducción del salario de los nuevos ciudadanos congresistas.

Por: Emilio Jiménez Santiusti.