ESPACIO PUBLICO

Por: Chucho Martinez

En las calles de Pasto se libra un duro combate entre la formalidad e informalidad laboral representados en el gobierno municipal respaldado por los gremios y unos pocos de la “indiamenta y la indiamenta propiamente dicha, por el llamado espacio público porque de acuerdo a las necesidades de la población se lo ha ido privatizando, no por voluntad de los invasores sino por las condiciones de vida adversas que los lanzan a la calle a buscar el sustento diario.

En varios escenarios he sostenido que la invasión del espacio público no lo resuelve ningún alcalde, como no lo ha resuelto en ningún país del mundo. Aquí cerca en Cali, calles completas están tomadas por los vendedores ambulantes, porque es connatural a la estructura socioeconómica del capitalismo que solo da cabida a una porción pequeña de trabajadores formales dejando por fuera una gran cantidad de desempleados también denominado ejercito industrial de reserva.

La informalidad laboral en Colombia es del 56,8 % de los ocupados y el persistente desempleo de 2,5 millones de personas de la fuerza de trabajo, ambos son el resultado y la consecuencia de la colusión histórica de un modelo económico extractivista-excluyente y un régimen político clientelista, que ha conducido a la captura corporativa del Estado por particulares.  Es una reproducción del subdesarrollo caracterizado por la baja productividad de los trabajadores y las empresas, lo que a su vez se explica por el precario nivel educativo de la población y por la insignificante inversión en investigación y desarrollo tanto del sector público como del sector privado. El Estado ha sido cooptado por los particulares dueños del 80% del crédito y la inversión, llevando a Colombia a ser el tercer país más desigual del mundo. Llevando también a la reproducción de la herencia transgeneracional de la pobreza.

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La remuneración de los asalariados ha sido el 33 % del PIB, mientras que las ganancias de las empresas han sido del 54,8 %. Entre tanto, en los países de la OCDE, la remuneración de asalariados fue del 48,3 %, mientras que las ganancias fueron del 40 %. Esta distribución, entre otras razones, explican por qué en Colombia el coeficiente de Gini es del 0,548 %, mientras en países de la OCDE, en promedio, es del 0,311 %.