¿Es bueno o no que el juego de azar regrese a Nariño?

En 2001 la gobernación de Nariño afronto la mayor crisis financiera en su historia porque la politiquería acabo con todo, llegando al punto de acumular un total de 254 mil millones de pesos en pasivos de ese año. El ente administrativo territorial tenía instituciones como la licorera, infinar y la lotería del departamento entre otras. Todas estas organizaciones de carácter departamental y descentralizadas constituidas con el propósito de generar ingresos terminaron como una carga para la gobernación.
El proceso de reestructuración de pasivos exigido por el ministerio de hacienda mediante la aplicación de las leyes correspondientes recomendó que todas estas dependencias de la gobernación deberían ser liquidadas, y así se hizo. Específicamente una de las exigencias del promotor del acuerdo fue la terminación de la lotería de Nariño. La razón para tal decisión la entidad no tenía el capital requerido para pagar la nómina y el premio mayor cuando era vendido. En varios sorteos cuando el premio mayor quedo en manos del público, se tuvo que pagar en cuotas. Me informaron ex trabajadores de la entidad que todas las semanas los empleados de la lotería tenían que hacer fuerza para que el premio mayor no cayera en manos del público; la razón, no había dinero para pagar el premio ofrecido en cada juego.
Fue tanto el desprestigio y la corrupción que carcomió esa entidad, que uno de los gerentes que fuera denunciado y en asocio de otros empleados condenados a pagar prisión porque tuvieron a bien ganarse nueve sorteos en serie. Ellos se constituyeron en una organización criminal para estafar los recursos del departamento de Nariño a través de la lotería.
Con estos antecedentes de la lotería cabría preguntar ¿Qué pasaría si hoy alguien se ganara el premio mayor ofrecido de $14 mil millones, tendría la nueva lotería como pagar dicho premio, con ingresos de tan solo $2 mil millones en ventas? La respuesta parece obvia, no seria capaz de hacerlo. Entonces, esta iniciativa de juegos de azar es altamente riesgosa para las finanzas departamentales. Con el tiempo, eso va a convertir en una organización burocrática y sus empleados les va a tocar que hacer fuerza para que el premio mayor no quede en poder del público. A pesar de que los resultados de cada sorteo informen que el premio ganador fue despachado a cualquier ciudad del país, la lotería tiene una probabilidad hasta del 80% de no venderlo y en este caso la lotería gana el premio mayor y, además, recibe los ingresos de la venta del sorteo. Por eso, se afirma siempre que los juegos de azar son el impuesto para la estupidez.
A pesar de la nueva tecnología existente siempre es difícil controlar que los billetes de lotería no vendidos se pasen como ganadores a pesar de no haber sido despachados al público de jugadores. Como ya he comentado, personas que para su época eran considerados de apellidos y abolengos terminaron en prisión por su marcada suerte para ganarse en serie tantos sorteos. Además, de la crisis financiera que tuvo la vieja lotería, la baja en ventas de su billeteria obedecía a la desconfianza y a la falta de transparencia en cada sorteo.
Afirmar que a través de esta nueva iniciativa se va a generar mayores recursos para la salud, no pasa de ser una falacia porque es muy poco probable. Los bajos ingresos obtenidos, en el sorteo recientemente efectuado indica que se transferirá a la salud el porcentaje correspondiente, pero la mayoría se destinará a pagar su propia administración. Los que vivieron la etapa antigua de la lotería no recomiendan haber comenzado esta organización porque para lo único que va a servir es para constituirse en un nido de politiquería y burocracia. Quizás para contrarrestar el pesimismo de los extrabajadores seria blindar a esta organización con una administración profesional y liviana, al mismo tiempo, que introducir mecanismos robustos de control. Entonces, la respuesta a la pregunta planteada debería ser que todo juego de azar tiene un alto riesgo y que mientras no se pruebe lo contrario, la decisión parece muy improvisada.