RICARDO SARASTY

El entrampamiento al Gobierno

Si hay que señalar cual es la mayor característica que distingue a los malquerientes de Petro, sin tener que escoger entre muchas, se tiene que señalar el hábil uso de las trampas. No se debe, porque no se puede decir o escribir inteligente uso de las trampas porque para enredar, poner obstáculos, desviar el curso normal de los procesos, esconder y confundir no se requiere sino de mañas, capacidad para hacer daño y bajeza.

Recursos que para su uso no se necesita pensar, pues como se ve y se sabe a cualquier depredador le es suficiente oler, oír, palpar, ver y degustar bien para saber cuál es la circunstancia y el momento adecuado de saltar sobre su presa. Así lo enseñan las fabulas creadas para enseñar a distinguir el actuar moral del aprovechado, del mentiroso, del solapado, intrigante y abusador, para el cual desde la lealtad hasta la bondad no son sino debilidades que nunca se preciará de tener en cuanto que gracias a ellas puede alimentarse de la carne de sus víctimas.

Si para recurrir al entrampamiento no se requiriere de inteligencia, al ser humano en su actuar torpe y agresivo bien se lo equiparara con los más peligrosos depredadores, aunque no por ello los más inteligentes. Pues el intelecto es necesario y se demuestra en la construcción, el mantenimiento y el actuar solidario, nunca en la demolición, eliminación del otro y el egoísmo.

Pese a que Esopo o Samaniego ponen a la serpiente como símbolo de la astucia al mostrarla paciente y presta a atacar sorprendiendo a su víctima, en tanto que sabe deslizarse entre la hojarasca sin que el sacrificado la advierta. No obstante, los estudiosos de los reptiles han permitido conocer el tamaño de su cerebro, lo simple que es y por ello lo poco que le es útil para dedicarse a tareas diferentes al ataque y defensa que le permiten únicamente sobre vivir.

Pues hasta ahora nadie ha dado cuenta de especie alguna que haya al menos contribuido con el mejoramiento de su habitad y nada que tenga que ver con su transformación. Lo que si se ha visto es que llegan a ocupar madrigueras abandonadas y cómo las abandonan una vez que estas se destruyen.

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No, la conducta del carnicero, del ladrón de huevos, del vampiro o carroñero, no ha exigido nunca capacidades extraordinarias para el cumplimiento de sus objetivos, siempre inmediatos y atenidos su apetito voraz.

Tan así que ante cualquier cambio de escenario o alteración de las circunstancias renuncia a su ímpetu y a la caza, así como sucede cuando el pez carpa se ve obligado a enfrentarse a un enjambre de pulgas de agua o el halcón peregrino a una bandada de estorninos, pues su solo instinto de conservación lo inmoviliza hasta el punto de llegar a morirse de hambre de no poder lograr su comida en situaciones distintas a las acostumbradas, con la misma trampa heredada de sus antepasados y empleada de igual manera, pues su cerebro tampoco ha variado y mejorado como para crear escenarios diferente, o inventar una trampa nueva.

Así como recuerda el abogado y columnista Vejarano lo sucedido con el ministro Rodrigo Lara Bonilla, a quien sus enemigos antes de acribillarlo intentaron acabarlo como hombre público. El calificativo de enemigos es el apropiado porque no se puede llamar contradictor o adversario a la persona interesada únicamente en demostrar la cantidad de fuerza que posee y cuan hábil puede ser para hacer suyo lo que su apetito desea.

Las trampas de entonces son las mismas de hoy, porque la conducta del animal político tampoco ha cambiado en nada. Sigue usando como cebo al funcionario corrupto que aprovecha la confianza otorgada por la víctima para atraerlo hasta la boca del carnívoro. ricardosarasty@hotmail.com