Padre Narciso

Enseñemos a nuestros hijos a ser generosos

POR: P. NARCISO OBANDO

Vivimos en una sociedad abierta, tolerante y basada en el intercambio económico, cultural y social; enseñar a compartir es fundamental para socializarse adecuadamente. Tengamos en cuenta que las personas generosas son más abiertas, amigables y dignas de confianza.

La generosidad es una virtud que se caracteriza por ayudar a los demás de un modo honesto sin esperar obtener nada a cambio. El significado de generosidad no solo hace referencia a compartir cosas materiales, sino también a ofrecer nuestro tiempo y la ayuda que podamos brindar a las personas que lo puedan necesitar.

Para los niños más pequeños todo es suyo y de nadie más, cuando comienza a relacionarse con otros iguales es totalmente natural que desarrolle un sentido de propiedad, lo que le da una sensación de seguridad. Los padres se preocupan porque piensan que cuando sea mayor será una persona egoísta, debemos tener presente que cuando son pequeños es muy natural desarrolle ese sentido de propiedad, pero en nuestras manos está poder ayudarle a comprender que cuando más damos es cuando más recibimos.

En la adolescencia, el joven empieza a sentir lo que realmente es la generosidad y la solidaridad. Su sentido de la justicia y de la empatía fortalecerán sus convicciones cívicas y, además, disfrutará de la satisfacción de ayudar a los demás de manera plena porque “hay más felicidad en dar que en recibir”, una persona que es generosa experimenta gusto, placer y alegría en compartir con los demás lo que tiene.

Compartir desinteresadamente nos hace ser ricos por dentro, así ayudamos y consolamos a otra persona para sentirse mejor. El cultivar buenas cualidades permitirá a los hijos ser un adulto comprometido con la sociedad y su bienestar. Ser generoso implica compartir gustosamente lo que tenemos, pero sin sobrepasar nuestros límites y sin afectar el bienestar propio.

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En cada etapa de la vida de nuestros hijos, debemos ser constantes con respecto al servicio a los demás para crear hábitos. Cuando nuestro hijo actúe de manera contraria, brotará en él un sentimiento de culpa.

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Nuestro ejemplo es muy importante, seamos positivos pese a situaciones poco favorables, cumplamos con nuestra palabra y responsabilidades a pesar del cansancio, escuchemos a las personas que necesiten ayuda, ayudamos bastante cuando escuchamos con el corazón, utilicemos nuestras habilidades y lo que sabemos para ayudar a los demás.

Todos tenemos una vida llena de oportunidades para ser felices y ayudar a los demás a serlo. Enseñemos a nuestros hijos a ser generosos porque les dejaremos una herencia en la vida para sentirse plenos y felices.