En memoria de Judith Arévalo de Coral

Por: Aníbal Arévalo Rosero

La doctora JUDITH ARÉVALO DE CORAL fue abogada de la Universidad de Nariño, nacida en el Municipio de Aldana, Nariño, ofrendó su vida al servicio de la educación, el servicio social y brindó oportunidades de trabajo a muchos docentes que hoy la recuerda con mucho afecto.

Se desempeñó como Secretaria de Educación del Departamento de Nariño, Asesora Jurídica, Gobernadora de Nariño (e). Su ejercicio laboral se hizo en buena en varias regiones del País, como Tunja, Manizales, Cali, Bogotá, Pasto, entre otros.

Estuvo casada con el señor Guillermo Coral Silva, con quién tuvo una ejemplar familia con sus hijos: Liliana del Pilar de profesión médica y Edgar Guillermo, arquitecto.

Su labor social y el amor al servicio era tan grande que por varios años estuvo vinculada al servicio humanitario a través de la Cruz Roja Colombiana como Dama Gris.

Era muy ameno escuchar a Judith su entrega al servicio de los demás, cargada de anécdotas e historias; entre ellas se recuerda la fundación del Colegio Nuestra Señora del Pilar de Aldana y el Colegio Comercial de San Luis en el mismo municipio. Se desplazó por la costa y la sierra nariñense aportando con la luz del conocimiento en la creación de Instituciones Educativas.

Hablar de Judith Arévalo de Coral es referirse a una vida integra y ejemplar para los y las nariñenses. Toda una vida dedicada a la formación pedagógica de los maestros. Excelente persona, preocupada por el bienestar de sus coterráneos y la preocupación porque todos sus familiares estuvieran bien. Poseedora de una auténtica vocación de servicio, se leía en su mirada la transparencia que se requiere para asumir la vida sintiendo el sufrimiento y las necesidades de los demás.

Escuchar a Judith Arévalo era recordar muchos momentos anecdóticos que tuvo que vivir recorriendo la geografía nariñense con su amor por la educación de los jóvenes: tropiezos, dificultades, días de sol de lluvia. Estuvo vinculada al servicio público de la educación en el tiempo en el que se fundaron la mayor parte de los colegios de los municipios de Nariño; teniendo en cuenta que hace cincuenta años para estudiar la secundaria había que desplazarse a los centros poblados como Pasto, Túquerres, La Unión, Ipiales, principalmente. En la creación de la mayoría de colegios de los municipios pequeños está la impronta de Judith Arévalo.

Una gran dama que se forjó en los tiempos en los cuales la educación era favorecida a los hombres. Ella empezó su formación en los años treinta del siglo pasado; tiempo en el cual los padres decidían si su hija iba a estudiar o se dedicaba a oficios domésticos. En aquel tiempo las damas se dedicaban a labores como la costura y el bordado, por lo tanto, no era prioritario se formen en una institución educativa, sino que se optaba por un internado de monjas.

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Pero Judith Arévalo estudio su bachillerato en Túquerres, continuando con sus estudios profesionales de pedagogía en la ciudad de Tunja, Boyacá. Prestando sus servicios en la ciudad de Bogotá, Manizales, Cali, entre otras. Continuando con sus estudios de abogacía en la Universidad de Nariño.

Hablar de Judith Arévalo de Coral es referirse a toda una generación de hombres y mujeres que estuvieron vinculados con el servicio educativo. Ella era un faro para los jóvenes que asumieron la vocación educativa. Bien como asesora jurídica, secretaria de educación o gobernadora; el servicio a los de mas para ella estaba de primero en el menú.

En su municipio de Aldana, la tierra que la vio nacer, deja una gran impronta con la fundación de dos instituciones educativas como son la Institución Nuestra Señora del Pilar y Comercial de San Luis. En la mirada y en la palabra de cada joven que se titula en estas instituciones está el legado de una gran dama: una escultura de pensamiento y obra en favor de los más necesitados.

Gracias en el infinito cielo, doctora Judith Arévalo de Coral. Dios nos premió con su bondad.