Me quedaré con el grato recuerdo de un buen muchacho. Andrés se caracterizaba por ser el recochón del grupo, con sus chistes y con su particular forma de ser nos contagiaba y nos hacía reír con sus locuras. Fueron tres meses los que alcancé a compartir con él. Desde el principio noté que era una gran persona. Su humildad, nobleza, sencillez y carisma perdurarán por siempre en mi corazón.
Aún no comprendo, y me cuesta creer, que haya pasado este hecho tan lamentable. El pasado domingo en horas de la mañana reíamos y bromeábamos con algunos compañeros de trabajo. Recuerdo que estábamos platicando de una particular cadena que él había adquirido y de muchas cosas más. Después de esa mañana tengo muy presente el momento cuando lo vi salir en horas del mediodía, se desplazaba a almorzar a su casa. Ese instante lo tengo muy marcado, porque fue la última vez que lo miré.
Hay un vacío enorme en los pasillos de DIARIO DEL SUR. Hace falta ese gran diseñador gráfico. Mi puesto de trabajo estaba muy cerca al de él y siempre miraba cómo se esforzaba y con amor realizaba su labor. Cuando me acercaba a pedirle un favor lo hacía muy comedidamente. Extraño mirar su puesto y saber que ya no está. Extraño esa bonita energía que transmitía.
Nos quedaron muchas cosas por hablar y por hacer. Una de ellas era ir hacer deporte en bicicleta, era un gran deportista. En alguna ocasión cuando hablamos me comentó que en diciembre, aprovechando sus vacaciones, se había ido hasta Belén en su bici. Seis largas horas de recorrido me dijo que se había gastado en su trayecto. Qué tenacidad la de este muchacho y qué pasión por el deporte. Sin duda alguna recordaré a ese gran ser humano que fue Andrés Legarda.
La vida es un ratico, aprovechémosla al máximo y nunca nos cansemos de hacer el bien. Seamos buenas personas siempre, que donde quiera que vayamos nos recuerden con alegría. Que dejemos huella sin pisar a nadie y que actuemos siempre desde el amor y desde la humildad.
Que al salir de casa siempre pidamos esa bendición de papá de Dios, que le digamos a Él que nos cuide de todo mal y peligro que seguramente lo hará. Seamos prudentes en todo momento al hablar y al conducir. Que el tiempo que nos quede por vivir esté rodeado de momentos bonitos, donde podamos cumplir nuestros sueños y la vida nos premie por las cosas bonitas que hagamos.
Por: Joan Gómez.

