Ricaurte Losada Valderrama

Las consecuencias de las elecciones territoriales

La principal consecuencia de las elecciones territoriales es que frente a la pulverización política que quedó evidenciada se impone el Acuerdo Nacional. En palabras de Néstor Humberto Martínez, nuestra geografía quedó pintada de todos los colores, sin que predomine alguno, lo cual es altamente nocivo. En todo caso, ahora el Acuerdo es más viable.

La segunda consecuencia que se me ocurre destacar es la necesidad de hacer una reforma constitucional que limite las organizaciones políticas, pues las democracias necesitan partidos fuertes para que cuando están en el poder tengan capacidad para gobernar y cuando lo pierdan, queden en condiciones de ejercer un control efectivo y eficaz, es decir, una oposición  equilibrante.

Justamente la separación de las elecciones para presidente y vicepresidente de las territoriales, es conveniente porque la realización de éstas últimas, a más de un año de las primeras le permite al elector calificar la gestión del Gobierno Central, como ha sucedido en esta oportunidad en que se ha modificado sustancialmente el mapa político.

Pero este aspecto nos lleva a otros temas de vital importancia como la necesidad de establecer un régimen parlamentario, o semi parlamentario, o cuando menos morigerar el  presidencialismo y descentralizar el país, pues los gobernadores y alcaldes elegidos, en razón de estas dos limitaciones de nuestra democracia quedarán dependiendo del Gobierno Central y en medio de la pulverización política, con treinta y seis partidos, el presidente de la República ejercerá un amplio predomino, con el cual en un grado importante  se mengua la derrota al Pacto Histórico del 29 de octubre.

Queda por verse  qué tanto ese poder del presidencialismo le permitirá al presidente Petro recuperar terreno para elegir a uno de sus aliados en el 2026, hecho que por lo menos por ahora se ve poco probable, pues sumado al revés electoral, su proyecto bandera de la Paz Total tiene un futuro bien incierto, tendiendo al fracaso.

El resultado electoral, al debilitar al Gobierno, aleja también las posibilidades de paz. He sido animador permanente de ella, pues entre las tantas cosas que al respecto se pueden decir, sin paz no hay vida segura, se detiene el desarrollo y la guerra lo afecta todo de manera negativa. En este sentido recuerdo que en el Primer Simposio Colombiano por la Paz y la Justicia que coordiné como Director del Consejo Colombiano por la Paz y la Justicia a comienzos de año, advertí que la Paz Total es un proyecto loable que se debe apoyar, pero que es un imposible transitorio. Desde entonces estaba  convencido y en la actualidad con mayor y muy suficientes razones de que así iba a suceder, pues ya no hay motivos razonables para tener fe en que podrá salir adelante.

Sin embargo y, aun luego de muchas chambonadas, como dice nuestro pueblo, la esperanza es lo último que se pierde, sobre todo en este campo, pues ella se deberá imponer algún día y entre más temprano sea se evitarán desastres como tantos que hemos padecido por cuenta de la falta de Estado en buena parte de nuestro territorio y porque este y los gobiernos han sido ineficientes e ineficaces.

          Salud y vida, paz, justicia, transparencia.

@ricaurtelosada