No es un secreto que las redes sociales han cambiado la forma en que los políticos se comunican con la ciudadanía. Lo que sí es un problema es cuando estas herramientas se convierten en armas de doble filo, poniendo en riesgo la estabilidad de un país entero.
Y en Colombia, desafortunadamente, hemos visto esto en carne propia con el presidente Gustavo Petro, quien parece gobernar más desde su cuenta de Twitter que desde la Casa de Nariño. En los últimos días, los colombianos hemos presenciado con asombro y preocupación una serie de publicaciones en redes sociales que, lejos de aportar al país, han generado polémicas innecesarias y peligros reales.
Todo comenzó con un trino publicado por el presidente Petro a las 3 de la mañana. Un horario bastante inusual para hacer anuncios oficiales, lo que llevó a muchos a preguntarse qué hacía despierto a esa hora. ¿Reflexionando sobre el rumbo del país? ¿O quizás acompañado de un traguito o algo más fuerte? Lo cierto es que el contenido de su publicación desató una tormenta diplomática con el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Fueron diez horas de incertidumbre en las que el país entero estuvo en vilo. Las repercusiones de este “chistecito” pudieron haber sido catastróficas: el gobierno estadounidense amenazó con endurecer los requisitos para otorgar visas a los colombianos y con aumentar los aranceles comerciales. ¿Se imagina lo que esto significaría para la economía del país? Empresas afectadas, exportaciones en peligro y ciudadanos con dificultades para viajar. Todo por un trino impulsivo.
Pero como si esto fuera poco, cuando aún no nos reponíamos del caos diplomático, el presidente Petro volvió a las andadas. Esta vez, decidió publicar información sobre la supuesta ubicación del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en el Catatumbo. Un desliz que no solo comprometió operaciones de inteligencia, sino que también alertó a los grupos armados, dándoles tiempo para huir o prepararse.
Uno se pregunta: ¿qué busca el presidente con este tipo de publicaciones? ¿Será que desconoce la gravedad de sus palabras? Si alguien en su círculo cercano aún no se lo ha dicho, aquí va un mensaje claro: no todo lo que se piensa se publica, mucho menos cuando se trata de asuntos de seguridad nacional.
Cada vez son más las voces que piden regular el uso de redes sociales del presidente. Y no es para menos. Si estos errores se siguen acumulando, no solo estaremos hablando de escándalos mediáticos, sino de consecuencias graves para el país.
Petro prometió una “Paz Total”, pero la realidad es que los asesinatos y la violencia han aumentado. Y en lugar de centrarse en estrategias efectivas para combatir estos problemas, parece más interesado en protagonizar polémicas virtuales.
Quizás sea momento de que alguien en su equipo le recomiende un pequeño descanso de Twitter, como cuando a un niño se le quita el celular por mal comportamiento. Porque si sigue así, el único damnificado será Colombia.
Estemos atentos a la próxima publicación del mandatario. Solo esperemos que no nos cueste más caro de lo que ya ha costado. Porque hasta ahora, cada trino impulsivo de Petro ha sido una alarma para el país. ¿Qué será lo siguiente? ¿Un anuncio de política exterior sin consultar a la Cancillería? ¿Una revelación de información confidencial que comprometa la seguridad nacional? Nada parece imposible cuando el presidente confunde gobernar con tuitear.
