El triángulo formado por el casco urbano de El Tambo y los corregimientos de Huisitó y El Plateado, en el sur del Cauca, es conocido como el “pequeño Caguán” debido a su importancia en el conflicto armado, similar a la zona despejada durante los fallidos diálogos de paz con las FARC en los años 90. Esta región, que abarca más de 256 kilómetros cuadrados en el Cañón del Micay, es estratégica para el tráfico de drogas y la minería ilegal, y ha sido foco de violencia por parte del frente Carlos Patiño, un grupo disidente de las FARC bajo el mando de Iván Mordisco.
El presidente Gustavo Petro, quien se ha opuesto a los bombardeos militares desde su época como senador, sorprendió al ordenar un ata que contra los campamentos disidentes en El Plateado, una medida que marca un giro en su política de paz total. El objetivo es recuperar el control del territorio, que ha sido tomado por disidentes a través de amenazas, desplazamientos forzados y uso de menores de edad.
La Operación Perseo, con más de 1.500 soldados, busca estabilizar la zona y garantizar la seguridad para eventos internacionales como la Cumbre Mundial de Biodiversidad COP16, que ha sido amenazada por las disidencias. Aunque las fuerzas militares tomaron el control del centro poblado de El Plateado, los disidentes respondieron con drones explosivos, dejando 14 civiles heridos.
El Gobierno ha enviado altos funcionarios a la zona para supervisar la operación y reafirmar la presencia del Estado, mientras que la Defensoría del Pueblo reporta el desplazamiento de al menos 1.200 personas desde que inició el operativo.