Joan Sebastián Gómez Ceballos.

El parón de obras amenaza a Tumaco

El reciente abandono repentino de las obras de mantenimiento de los puentes El Morro, El Pindo y Agua Clara, en la vía nacional, por parte del consorcio Protumaco, ha generado una profunda preocupación en el Distrito, tanto en las autoridades locales como en la ciudadanía.

La situación es alarmante, ya que las obras en cuestión, con una inversión cercana a los 7.000 millones de pesos, representaban una promesa de desarrollo y un avance crucial para la región.

El parón inesperado en los trabajos ha dejado a Tumaco en una situación de incertidumbre y malestar. La infraestructura local, ya debilitada por años de desinversión y falta de mantenimiento, enfrenta ahora un riesgo mayor.

La falta de atención adecuada a estos puentes no solo compromete la seguridad vial, sino que también limita el desarrollo económico y social de la región. Estos puentes son arterias vitales para el tránsito y la conectividad, y su deterioro afecta directamente a la calidad de vida de los tumaqueños.

El consorcio Protumaco, responsable de las obras, ha detenido los trabajos alegando amenazas graves contra su personal, como secuestro o retención. Sin embargo, esta justificación ha sido recibida con escepticismo por las autoridades locales, quienes han desmentido tales afirmaciones.

La falta de evidencia concreta que respalde estas alegaciones ha aumentado la desconfianza y la inquietud en la comunidad. Los tumaqueños, que habían visto en las obras una luz de esperanza, se sienten ahora traicionados y desamparados.

El alcalde de Tumaco, Félix Henao, y el gobernador Luis Alfonso Escobar, junto con el coronel José de Jesús Gómez Castellanos, comandante de la Brigada de Infantería de Marina No. 4, han intervenido en la crisis.

El gobernador visitó la región para ofrecer un mensaje de tranquilidad y asegurar a la comunidad que se están tomando medidas para resolver la situación. El coronel Gómez Castellanos ha resaltado la mejora en la seguridad en Tumaco en comparación con el año anterior, intentando disipar las preocupaciones sobre el entorno de las obras.

No obstante, la respuesta del consorcio Protumaco y las excusas presentadas parecen insuficientes. La percepción general es que el consorcio está utilizando la alegación de amenazas como una cortina de humo para encubrir posibles deficiencias en su gestión o problemas internos.

Esta situación no solo es una falta de respeto hacia los esfuerzos de las autoridades y la comunidad, sino que también pone en riesgo el progreso prometido para Tumaco.

Es imperativo que se tome acción inmediata y efectiva para resolver esta crisis. El Ministerio de Transporte y el Instituto Nacional de Vías, Invías, deben iniciar un diálogo directo y transparente con las partes involucradas para esclarecer la situación.

La comunidad del Pacífico nariñense merece respuestas claras y acciones decisivas para garantizar que las obras se reanuden sin más demoras.

El progreso de Tumaco no puede ser comprometido por decisiones injustificadas o irresponsables. La región ha esperado demasiado tiempo por una infraestructura adecuada y segura.

Las autoridades y el consorcio deben actuar con prontitud para cumplir con su compromiso de desarrollo y asegurar que la seguridad y el bienestar de los tumaqueños no se vean más perjudicados. La continuidad de las obras es crucial no solo para la seguridad vial, sino para el futuro económico y social de la región.