EL PAPADO DE LA LIBERTAD

Por: Nilsa Villota

Le damos adiós a un hombre que llevó con altura los designios de la Iglesia, un ser que nos enseñó que la verdadera religión es la que ama al ser humano y comprende su ser, más allá de la naturaleza física que lo contiene. Un hombre que nos mostró que el verdadero liderazgo es aquel que defiende los derechos de todos los seres vivos, que ama a los animales, que le pide al mundo el fin de las guerras, que alza la voz por los inmigrantes, que escucha a los jóvenes, que comprende y exalta el papel de la mujer en la sociedad.

Tuvimos un Papa que habló de economía, que se interesó por la política y que, desde el catolicismo, supo encausar diversas luchas sociales que trascendieron las barreras religiosas.

Hoy, le decimos adiós al papa Francisco, y esperamos que quien lo reemplace esté lleno de esa misma benevolencia, de ese amor por la humanidad que lo hizo tan especial y que logró posicionar a la Iglesia católica con altura frente a los cambios generacionales, sociales y culturales que enfrenta el mundo hoy en día.

Francisco supo asumir su designio con humildad. Nos enseñó que el Papa es un ser humano, igual que cualquier otro hombre, que a veces siente enojo, que disfruta de la música, el arte y hasta del fútbol, que ríe con naturalidad. Él nos enseñó que a Dios se le quiere desde lo sencillo y lo humano, que no debemos endiosar al Papa, porque solo Dios es Dios, y a Él debemos todo nuestro amor y entrega.

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Que vengan papados que trabajen desde la caridad y enalteciendo lo humano, con un interés legítimo en construir una mejor sociedad.

Adiós, Jorge Mario Bergoglio. Descansa en paz. Si Dios te encomendó una tarea, la cumpliste con lujo de detalles. Desde Francisco, hoy se cierran brechas sociales y se deja un gran legado. ¡Dios nos ama en la libertad de nuestras decisiones!