Por: Aníbal Arévalo Rosero
Es inadmisible que un grupo de senadores que se ganan más de 40 millones mensuales le nieguen a un trabajador, que se gana un salario mínimo, el pago al 100% por trabajar los domingos o festivos. En la actualidad se paga el 75%. Asimismo, el reconocimiento de dos horas nocturnas, que van de las siete a las nueve de la noche. De igual manera, se les niega a los aprendices del Sena pagarles un salario mínimo. Eso es mezquindad.
Y llegaron a ocupar esas curules que hoy ostentan con promesas de trabajar por el pueblo, el mismo al que hoy le niegan sus derechos. Una incoherencia total de los que predican en nombre de Jesús, pero no ponen en práctica su mensaje.
Nos preguntamos ¿por qué este proceder de estos hombres y mujeres elegidos por el pueblo, y cuando el pueblo los necesita lo traicionan? Ellos le dieron al pueblo el beso de Judas en tiempo de elecciones, pero en el tiempo de la cosecha entregaron crueldad. En el grupo de la bofetada figuran cristianos del Partido Mira, una iglesia multinacional que recoge por concepto de diezmos 1.8 billones de pesos y no pagan impuestos. Dentro de estos también está el Partido Colombia Justa Libres, otra iglesia con partido político que recoge las mieles de los fieles y les retribuyen vacíos.
En Colombia la política está empeñada al empresariado representada en la banca, la industria, los grandes comerciantes, las mafias y contrabandistas. Todos con el propósito de generar más utilidades para ellos con el falso argumento de generar empleo, una fórmula maquiavélica de engañar al pueblo colombiano y justificar en el recinto del Congreso.
No es verdad que bajo el sofisma de no pagar los nocturnos y dominicales se genere más empleo, cuando lo que ocurre es que se explota más a un empleado que se queda después de terminado su turno surtiendo las góndolas en las grandes superficies, sin que eso le represente un pago adicional. Entonces, ¿quién se beneficia el patrón o el empleado? El empleado de manera silenciosa tiene que regalar su fuerza de trabajo.
En la actualidad hay mucha temporalidad en las contrataciones para evitar el pago de prestaciones sociales y parafiscales. Los contratos se hacen por un tiempo de tres meses con tiempos cesantes para no pagar prestaciones, cuando no son por orden de prestación de servicios. Lo mismo ocurre con los docentes de universidades públicas y privadas que un semestre se reduce a cuatro meses; en vacaciones dejan trabajando a los empleados que se requieren de manera prioritaria.
Los jóvenes ya no quieren tener hijos, precisamente porque la experiencia que viven ellos no se la quieren delegar a sus descendientes. Un joven recién egresado de una universidad tiene que esperar hasta diez años para lograr una vinculación laboral que le garantice vivir dignamente. Mientras tanto son aprovechados por un gamonal para pagarles un mínimo. Y muchos no se atreven a pagar un doctorado, primero por el costo tan elevado y, luego, porque con doctorado nadie los emplea. Cosa tan complicada.
Ahora bien, nuestros políticos que pertenecen a las sectas religiosas se arrodillan ante su amo el banquero, la aseguradora, el mandamás del Senado, el aliado con las mafias… En un círculo vicioso que envuelve a políticos de base que si no obedecen les quitan la tajada en el partido.
¿Por qué no apoyan las reformas los del Mira, Colombia Justa Libres, uribismo, conservadores y algunos liberales? La respuesta es sencilla, empeñaron su alma al diablo y no tienen conciencia. Les importa un comino que un trabajador y su familia se alimente bien. Son unos bandidos de medio pelo que lo que lo único que les satisface es el dinero mal habido.

