Familiares, amigos y vecinos de Emily Villalba, la menor de 15 años hallada sin vida el 12 de marzo en una zona boscosa de Chocontá, descubrieron que durante casi cinco años habían convivido con un hombre de un pasado criminal aterrador.
La captura del sospechoso
Marco Antonio Parra Rodríguez, un chatarrero de 44 años, fue detenido la noche del 15 de marzo en una zona rural de Facatativá, señalado como el principal responsable del feminicidio de Emily. Cámaras de seguridad registraron el momento en que caminaba junto a la menor el día de su desaparición, minutos antes del crimen.
Un hombre con antecedentes criminales
Parra Rodríguez no era un desconocido para la justicia. Registros judiciales revelan que en el año 2000 fue condenado a 20 años y 10 meses de prisión por homicidio agravado. Inicialmente recluido en la cárcel La Modelo de Bogotá, fue trasladado años después a la prisión de alta y mediana seguridad El Barne, en Tunja.
Pero su historial no termina ahí. En 2010, mientras cumplía su condena, fue procesado por fuga de presos y recibió una nueva pena de un año de prisión. A pesar de estos antecedentes, logró recuperar su libertad en 2020, tras redimir varios meses de su condena.
Las autoridades también han señalado que Parra Rodríguez cuenta con anotaciones por hurto, lo que refuerza su prontuario delictivo.
Engaño y confianza rota
El alcalde de Chocontá, Javier Garzón, explicó que el presunto feminicida había trabajado en la misma empresa de flores donde laboraba la madre de Emily, lo que habría generado un falso sentido de seguridad en la menor y su familia.
Ahora, con su captura, la comunidad espera justicia para Emily, mientras se reabre el debate sobre el control de antecedentes y la reincidencia criminal en Colombia.