Para empezar, digamos que Colombia es uno de los países en donde un alto porcentaje de población, nace con visibles rasgos partidistas personalizados en arraigado fanatismo de muy difícil erradicación, incluso hay quienes le hallan el lado “bueno” de la política y lo disfrutan al máximo, en tanto que los escépticos o ajenos a ella, la detestan.
Desde Simón Bolívar el fenómeno de la política ha tomado diferentes modos de ejercerla y de entenderla. Intuye uno que en los años cincuenta y sesenta ciudadanos ilustrados o no, eran dueños del concepto de que quien asumía el rol político, lo hacía con el único objetivo de servir a su comunidad.
Sólo dos colectividades luchaban por acceder a las ramas del poder público: liberales y conservadores, revestidos de un profundo sectarismo se metían de lleno a la causa, hecho que propiciaba enfrentamientos entre militantes de los dos bandos, hasta llegar a una época que de por sí fue bautizada como “La violencia” catalogada como la más cruel y sangrienta del país.
Un tiempo para olvidar y una página para borrar que dejó muchas viudas, huérfanos y un estado que perdió los estribos y sin saber qué camino tomar. La llamada “Violencia” que dominó nuestra historia entre los años 46 y 58 y que se prolongó por años. Fue en realidad la suma de violencias: políticas, sociales, económicas y religiosas impulsadas por los gobiernos de ese entonces.
Sin embargo, así las peleas se identificaran como una manera de hacer política, nunca se dieron como en la actualidad hechos de corrupción que afecten sobre todo al erario público, que ahora muy bien se pueden tipificar como otra modalidad de violencia.
Hoy la política colombiana está pintada… Pero más que de colores, de clientelismo, de favores, de influencias, de querer imponer ideologías y de corrupción olvidando que los elegidos deben ser voceros de las comunidades. Por eso nadie cree, ni confía en estas viciadas tendencias y con razón se expresa que lo más aburridor es la época de campañas electorales.
Y para concluir traigo las frases de don Melchor Saavedra, paisano, medio emparentado y que hace años murió. Alguien en vida le preguntaba, justo en tiempo de elecciones, para usted ¿qué es la política? El, con ademán de poeta decía: la política es un no sé qué, que viene de no sé dónde y se parece a no sé quién.
¿Será que sigue todavía en pie esta ocurrente definición?
Por: Sofonías Rodríguez M.

