Los nariñenses desbordamos en Petrismo. Fuimos una de las regiones donde el Pacto Histórico obtuvo un respaldo electoral sin precedentes. Votos del pueblo, no de dirigentes apolillados sin ninguna ascendencia ética o moral. En sus discursos Petro destacó el valor, la hidalguía y la inteligencia de nosotros los nariñenses. En sus palabras los vientos del sur anuncian cambios. Lo que nunca sospechamos es que estos cambios se harían realidad en el desmonte del subsidio al precio de los combustibles en Nariño y en zonas de frontera. Eso se lo tenía bien guardado y listo para presentar en una reforma tributaria que nos deja mal parados.
Para Nariño se constituiría en una estocada mortal pues sufriría el embiste de un aumento fuerte en los precios de los combustibles y la eliminación de un subsidio que contribuye a amortiguar el encarecimiento de los productos de una canasta familiar básica.
Expresé en otra columna que antes que petrista soy nariñense y el respeto por nuestra gente y sus intereses se antepone al afecto partidista o electoral. Mal hace un gobierno que se sustenta en la equidad y la justicia social en borrar de un plumazo los escasos beneficios de un departamento como Nariño, sumido en tragedias y olvidos históricos y presupuestales.
«Por el bien de la paz, la concordia y la fraternidad ministro Ocampo recule sus palabras, presidente Petro cumpla sus promesas y congresistas de Nariño den muestras de dignidad».
Las razones del ministro Ocampo las consideramos falaces, carentes de razón y desconsideradas con nuestra gente. Existen sobrados argumentos para defender un subsidio a los combustibles en regiones como Nariño.
Nariño se une en este clamor y no dudará un solo instante en elevar su voz de protesta ante una medida que lesiona sus intereses regionales. Por el bien de la paz, la concordia y la fraternidad ministro Ocampo recule sus palabras, presidente Petro cumpla sus promesas y congresistas de Nariño den muestras de dignidad.
Por: Pablo Emilio Obando A.

