Por: CARLOSALVAREZ
El domingo triunfó Luis Ignacio Lula da Silva (en español) en una de las elecciones más reñidas de los últimos tiempos. Termina el gobierno de la ultra derecha de Bolsonaro, discípulo mayor de Donald Trump. El hecho político a nivel continental, es lo que implica para América latina la asunción al poder de la izquierda en el país más grande por su economía y geografía en la región. Las principales economías de América Latina, están con la nueva izquierda latinoamericana: México con el presidente López Obrador quien tiene características especiales por ser frontera con los estados Unidos y su economía estar estrechamente ligada a Norteamérica.
Chile con el triunfo de Boric con génesis en el movimiento de hace dos años que alborotaron protestas de honda repercusión por las calles de Santiago. Argentina con el kirchnerismo heredero del peronismo y cuyo presidente Fernández considerado de la izquierda. Argentina es una de la cinco economía más grandes del continente suramericano, con una historia política convulsionada desde hace varios períodos pero que llegó a ser el granero del mundo, lo que hoy representa Ucrania, durante la Segunda Guerra Mundial.
Colombia que ingresa con Petro a la nueva izquierda latinoamericana, después de cuatro años de una derecha manejada por un caudillismo que llevó a Duque al poder. Están también bajo la misma línea, Perú con el presidente Castillo, Bolivia en un período post Evo Morales pero con una línea más moderada de la tendencia continental. Obviamente Venezuela en camino a remontar su deteriorada economía, con la cooperación de Petro.
Con el triunfo de Lula se abren insospechados caminos de reformas, de política ambientalista protectora el Amazonas con cinco países con acceso directo al pulmón del mundo y muy deteriorado en el período Bolsonaro. Boric convocará un congreso de mandatarios latinoamericanos con miras a crear una sola voz frente al mundo.

