MANUEL ERASO

EL FINAL DE FERRETERIA CORDILLERAS PASTO

Por: Manuel Eraso

Ismael Botina popular Maestro Buchón salió de compras para hacer  arreglos caseros  directo a Ferretería Cordilleras, tras   un par de bisagras, una libra de clavos,  un alicate y un desatornillador. Cuando llegó, ¡oh sorpresa!, cerrada para siempre la tradicional Ferretería Cordilleras, ubicada en pleno corazón de la ciudad de Pasto, carrera 25 con calle 18. Un siglo de historia.

Cordilleras encierra una historia maravillosa, desde cuando llegaron a Pasto empresarios venidos desde Alemania,  expulsados de su país, a raíz de la Segunda guerra mundial.

Corrían los años de 1920, cuando se originó un éxodo de familias alemanas hacia todo el mundo, fruto de las atrocidades de la guerra.

Un alemán llamado Francisco Heberling, llega primero a Estados Unidos y luego a Bogotá, donde el destino le da como esposa a una mujer raizal pastusa. Y junto a otros connacionales de apellido Cook, emprenden viaje hasta Pasto a crear negocios. Francisco Heberling, primero montó una distribuidora de gafas y anteojos, y en 1921 compra un solar de 30 yardas de frente por 15 de fondo a cuadra y media  de la iglesia de San Juan. En ese solar, se construyó en adobe, madera y teja, una casa que es replica igual a una casa de Berlín. A tal punto se copiaron los planos, que la casa de Pasto, debajo del primer piso hay un vacío que serviría  como refugio o bunker en caso de ataque por bombas aéreas.

La casa se inaugura en 1928, y presentó la primera novedad para el comercio de Pasto, eran cinco tiendas especializadas: en una vendían telas importadas, en otra solo pinturas, más allá abarrotes y algo especial otra tienda solo vendían balineras de todo tipo, y la última la  ferretería.

Los pastusos de antaño las llamaron las tiendas de los alemanes, que fue el primer centro comercial de la ciudad.

Estando en el inicio del negocio, don Fráncico Heberlin fue incluido en la “lista negra”, y según las reglas de la guerra, aquel alemán que estuviera por fuera de su país, tendría que abandonar sus negocios, e ir a los Campos de concentración tanto en el país natal (Alemania) o en otros creados en América. En Colombia se formó el Campo de Concentración de Fusagasugá donde fueron a parar todos los compatriotas que habían pisado tierra colombiana. Este tiempo cerraron los negocios.

Aquí  un anécdota, una vez terminado su tiempo de concentración de Fusagasugá, viaja hasta Alemania a traer a sus hijas que estudiaban en Europa; al regreso fue interceptado el barco donde viajaban y fue deportado a campos de concentración alemana.

El pueblo de Pasto, hace manifestaciones cívicas y reclama la nacionalidad colombiana. Esta es concedida y regresa nuevamente a Pasto a retomar sus negocios y solo se queda con la Ferretería Cordilleras.

Desde ese tiempo, hasta hace un mes, Cordilleras atendió a su clientela.

En el zócalo de piedra de la casa hay un letrero: “1928 Francisco Heberlin, Comerciante “

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