Quizá unas de las angustias e incertidumbres más terribles de la vida las viven los familiares de las personas desaparecidas de quienes no se vuelve a saber absolutamente nada, en situaciones que como ocurre en nuestro departamento de Nariño, muchas veces se prolongan durante décadas.
Precisamente, esta zona sur del país aparece, de acuerdo con los registros del Comité Internacional de la Cruz Roja (Cric) y el Observatorio de Memoria Histórica, como una de las más afectadas por esta situación, flagelo que durante mucho tiempo se ha vivido con especial intensidad en la costa pacífica. Allí se vive el espantoso drama de las desapariciones forzadas, generadas por los episodios de violencia del conflicto armado que ha sido especialmente duro en esta región nariñense.
De esta manera a este conflicto se le debe atribuir un alto porcentaje de esas desapariciones que un día dejan a las familias envueltas en un angustioso drama, con la abrupta desaparición de sus seres queridos.
¿Están vivos o están muertos? Ese es el interrogante que se hacen padres, esposos y esposas, hijos, hermanos y demás allegados de esos hombres y mujeres, de las que no se vuelve a conocer nada de su paradero.
«Quizá unas de las angustias e incertidumbres más terribles de la vida las viven los familiares de las personas desaparecidas de quienes no se vuelve a saber absolutamente nada, en situaciones que como ocurre en nuestro departamento de Nariño, muchas veces se prolongan durante décadas».
Si bien se debe reconocer que gracias al trabajo de la Comisión de la Verdad, mediante las declaraciones de las personas directamente vinculadas con los episodios que se vivieron durante el conflicto armado, se han podido esclarecer muchos de estos casos de desapariciones, todavía hay un alto número de hechos envueltos en el mayor misterio, lo que se constituye en una permanente tortura para los familiares y allegados de los desaparecidos y desaparecidas, como sucede con varios episodios en Pasto y en los diferentes municipios del departamento de Nariño.
Por ello es importante que no se suspenda el trabajo de investigación en torno a lo que realmente les aconteció a quienes un día salieron y nunca retornaron a sus hogares. Nos referimos a un proceso que debe continuar, a pesar que la Comisión de la Verdad ya prácticamente terminó su misión. Sin embargo, tenemos el denodado trabajo que durante mucho tiempo ha desarrollado la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas, organismo que calcula que el conflicto armado desde la década de los 80 ha sido responsable de la desaparición de más de 200 mil personas. Lo importante es que gracias a este organismo son muchos los desaparecidos que luego de años de estar alejados de sus familias a consecuencia de la situación de orden público, han podido regresar, por lo que se trata de un trabajo que debe continuar con el mayor respaldo por parte del Gobierno Nacional y las autoridades.
A corte del 17 de junio del presente año, el Registro Nacional de Desaparecidos RND, del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, señala que en estos momentos se encuentran desaparecidas en Colombia más de 57 mil personas, la mayoría de ellas hombres entre los 18 y los 35 años de edad, pero naturalmente, no todos estos episodios se deben al conflicto armado.
En ese sentido es de anotar que del total de registro de desaparecidos, 115.270 en los últimos 20 años, el 8% han sido encontrados sin vida y el 42% por ciento vivos, pero lamentablemente esta es la hora en la que no se sabe nada del paradero o el destino que hayan podido tener el 50% de ellos, lo que representa un angustioso drama para miles de sus familiares, quienes afrontan un flagelo de angustia y desesperación prolongado al no saber si sus seres queridos están vivos o muertos.

