Tuve la oportunidad de visitar, por invitación, la magna obra del Campus San Damián, en su primera etapa, una maravillosa obra ubicada a 7 kilómetros de la ciudad de Pasto, en la vía al sur, concretamente en el corregimiento de Catambuco, que el pasado viernes 22 de julio fue inaugurada, obra que se constituye en otro grandioso legado de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos de Pasto y que contribuirá al desarrollo material, intelectual y cultural de esta querida comarca nariñense.
Toda la comunidad de Pasto, especialmente, y del suroccidente colombiano, de verdad, que nos sentimos orgullosos y muy agradecidos, de contar con esta clase de obras que los capuchinos, desde la llegada del padre Guillermo de Castellana a Pasto en 1951, y un año después, a su regreso a esta ciudad, luego de su estadía en Túquerres, donde aprende el castellano, inician para beneficio de la niñez y de la juventud de esta querida región de nuestra patria colombiana.
Maravillosa obra de la Asociación María Goretti, que como ya lo dijimos, fue iniciada en 1952 por el padre Guillermo de Castellana, su fundador, “el Capuchino más amado de Pasto”; continuada luego por fray Anselmo de Caradona; más tarde por el Padre Evaristo Acosta Maestre; después por fray Alirio Rojas; fray Rafael Gutiérrez, fray Próspero Arciniegas y en la actualidad por fray Omar Daniel Sarria, Campus que lleva el nombre de San Damián porque hacia el año 1205 Francisco de Asís visita la capilla San Damián, en Asís, y sufre allí su transformación para convertirse en lo que fue y es San Francisco de Asís.
Para la Orden de los Frailes Menores Capuchinos de Pasto, desde estas páginas hacemos llegar nuestras más sinceras felicitaciones por esta magna obra que nos entrega a los pastusos y nariñenses, la que junto a la Universidad Cesmag, el colegio María Goretti y el Instituto San Francisco de Asís, constituye la más grande obra educativa que una comunidad religiosa o laica, privada o pública, haya entregado a la ciudad de Pasto. Personalmente me siento orgulloso de que mi nieto Alejandro Vallejo Arturo, estrenándose como arquitecto, formó parte de ese brillante grupo de arquitectos que construyeron esta grandiosa obra.
Por: Jorge Arturo Bravo

