En medio de un clima desafiante y una región históricamente golpeada por el conflicto y la pobreza, el cacao vuelve a ser motivo de esperanza y desarrollo para el Pacífico nariñense. Así lo confirmó Hernes Klinger, gerente de la Comercializadora Chocolates Tumaco, quien anunció un panorama alentador para los cacaoteros de la región.
Según Klinger, la producción de cacao en Tumaco ha mostrado una recuperación notable en comparación con el año 2024, a pesar de las fuertes lluvias que han afectado gran parte del territorio en los últimos meses. La cosecha se ha mantenido estable y el mercado ha respondido positivamente.
Demanda
“El precio se ha ido comportando bien, el cacao de Tumaco tiene demanda”, afirmó el gerente, destacando que esta situación no solo favorece a los productores, sino que también impulsa la economía local.
En una señal clara del fortalecimiento del sector, Klinger informó que se ha logrado retomar la exportación del cacao producido en la zona. En esta oportunidad, se enviaron 25 toneladas del grano a Estambul, Turquía, un mercado exigente que reconoce la calidad del cacao nariñense.
Este logro representa un avance significativo para la región, donde cientos de familias dependen del cultivo del cacao como principal fuente de ingresos.
Esfuerzo
El esfuerzo articulado entre campesinos, asociaciones locales y entidades comerciales ha sido clave en este proceso de recuperación y expansión. La resiliencia de los agricultores y el compromiso con prácticas sostenibles han permitido superar los desafíos del clima y las dificultades logísticas.
“El cacao es un motor de desarrollo para Tumaco. Nos permite generar empleo, fortalecer la identidad de nuestro territorio y abrir puertas al comercio internacional”, agregó Klinger.
Con el impulso de iniciativas como la exportación y la mejora en los precios, las expectativas para el cierre del 2025 son optimistas. Se espera que nuevas alianzas comerciales y el fortalecimiento de la infraestructura local sigan abriendo oportunidades para el sector.
El cacao del Pacífico nariñense, reconocido por su sabor y calidad, continúa posicionándose como un producto con potencial global. Su crecimiento sostenido es una muestra de que la paz y el desarrollo sí son posibles cuando se invierte en el campo y se apuesta por la gente.