Al sur de Oregón, entre los pueblos de Willamina y Grand Ronde, algo sorprendente aparece cada otoño sobre las colinas del condado de Polk. Desde la carretera Oregon 18, los conductores pueden observar desde la carretera una figura gigantesca «una enorme cara sonriente formada por árboles».Nadie imaginaría que detrás de esa sonrisa hay un diseño cuidadosamente planeado. En 2011, la empresa Hampton Lumber plantó una mezcla de abeto de Douglas y alerce, con la intención de crear algo que el tiempo y la naturaleza revelarían lentamente.Cada otoño, los alerces cambian de color, tiñendo el bosque de amarillo y dando forma al rostro. Los abetos de Douglas, siempre se encuentran de color verde, completan los ojos y la boca. Así, cuando llega esta estación del año, el bosque parece sonreír. Para delinear el rostro, los trabajadores usaron una cuerda para trazar un círculo perfecto y calcular la ubicación exacta de los ojos y la boca. El resultado ha sido una sonrisa de más de 90 metros de diámetro, visible solo durante unas pocas semanas al año.Dicen y se espera que esta cara seguirá apareciendo cada otoño durante los próximos 30 a 50 años.

EL BOSQUE QUÉ SONRÍE
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