Ricardo Sarasty

Educación para todos

El doctor Ramiro Bejarano Guzmán, escribe en su columna “Notas de Buhardilla” publicada en  El Espectador del domingo primero de octubre, sus apreciaciones relacionadas con la postura de este gobierno ante la urgente necesidad de poder llevar a buen fin las reformas propuestas para hacer posible el cambio hacia una sociedad más equitativa y por ende más justa.

El sugiere cogerle la caña ósea probar al presidente para ver si es real su propósito de dejar como legado un país mejor que el que le tocó vivir a él y a todos los de su generación y mucho mejor que este que han tenido que sufrirlo los que lo llevaron al poder con la esperanza de un futuro. Entre las reformas que el Sr. columnista  acepta que se requieren, siempre y cuando estén ajustadas a sus formas de ver la realidad, se encuentra la que tiene como objetivo hacer de la educación un derecho fundamental y gratuito.

Al respecto según él “todos queremos tener un país medianamente educado”, claro está que acude al pronombre indefinido “todos”, como es usual hacerlo cuando se desea mostrar que no es el acto o el pensamiento de solo la persona que habla o escribe, sino que supuestamente, en él se interpreta a muchos, incluyendo de manera pasiva al lector u oyente.

El inconveniente que puede existir al hacer uso del pronombre indefinido “todos” como en este caso, consiste en que en la realidad, ese “todos” debe ser reemplazado por “algunos” cuando se lo hace con atención a la subjetividad demostrando sinceridad, como debe suceder en una columna de opinión escrita con responsabilidad.   

Es así como llama a pensar en la conveniencia o no de una educación para todos, elevada a la categoría de derecho fundamental y por ello garantizada en su gratuidad. Aunque el llamado no inmiscuye al grueso de colombianos si no a una parte de ellos.

Aunque cuando se dice y escribe “para todos”, la palabra todos en su categoría de pronombre indefinido debería referirse de manera directa a la totalidad de las personas que viven en el país.

Pero no toma la forma de un determinante, como sí para no ser breve se escribiese o dijese “para todos los colombianos de nacimiento y adopción”, lo que no sucede en la expresión “todos queremos tener un país medianamente educado” que pone en evidencia el querer de solo los partícipes de aquellos sectores que así mismo se dicen los más influyentes, por no reconocerse como los que siempre han mandado en el país, sin deban obligatoriamente  identificarse como “todos los colombianos”, pues este “todos  solo” connota la existencia de un grupo que no necesariamente puede ser grande, sino poderoso, tanto que cualquiera de los representados por ese pronombre se abroga el poder hablar por los que si hablan no son escuchados.

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Si al menos al hablar o escribir para un medio informativo  se considerara la existencia de aquel no contado en ese “todos”, porque aunque pone de presente la existencia de unos, no reconoce el ser y estar de los otros por no pertenecer a la misma clase económica, bien se pudiera aceptar el que aquellos, que incluso pueden ser más que los determinados por ese “todos” referido a la elite, piensen y crean que la educación debe ser totalmente de calidad, sin que ningún colombiano se quede por fuera del sistema educativo, estructurado para que así sea, y no solamente para los que puedan porque tienen con qué y donde, sin tener que mendigarlo, como sucede ahora mismo con los niños y las niñas de esas familias no presentes en el “todos” clasista, propio de los que piensan que el mundo empieza y termina alrededor de sus casonas y por ello no son populistas. ricardosarasty32@hotmail.com