Bancolombia, BBVA, la Ocde, el FMI y otras entidades han mejorado sus proyecciones, aunque con cautela, ante la recuperación del consumo y la demanda interna, especialmente impulsada por el gasto público.
La economía colombiana entra en la recta final del año con señales más claras en materia de crecimiento y empleo, aunque estos avances contrastan con los rezagos persistentes en fiscalidad, inversión y productividad. Aun así, la actividad económica ha mostrado una resiliencia destacable, apoyada principalmente en el proceso de recuperación de la demanda interna.
En este contexto, el equipo de investigaciones de Bancolombia, liderado por Laura Clavijo, estima que el PIB cerrará 2025 con un crecimiento cercano al 2,9 %, una revisión al alza frente al 2,6 % previsto inicialmente. Para 2026, la entidad proyecta una aceleración hasta 3,2 % anual, superando el umbral del 3 % contemplado en estimaciones anteriores.
Este ajuste responde, entre otros factores, al desempeño del trimestre móvil terminado en noviembre, periodo en el que la actividad productiva se habría expandido a un ritmo estimado de 3,4 % anual, por encima del 3,2 % observado el mes previo. El dato confirma un sesgo alcista que ha caracterizado el segundo semestre del año.
Desempeño por sectores
Desde una perspectiva sectorial, el trimestre móvil a noviembre muestra un balance de moderación general. Sectores como comercio, agricultura, servicios financieros, servicios públicos (energía) y comunicaciones desaceleraron sus ritmos de crecimiento frente al mes anterior. En contraste, construcción e industria registraron una aceleración.
Por su parte, administración pública, servicios de entretenimiento e inmobiliarios mantuvieron un crecimiento estable durante noviembre, mientras que el sector minero fue el único que profundizó su ritmo de contracción.
“Con base en nuestro indicador, la estimación de crecimiento del PIB para el cuarto trimestre resulta más alentadora que la esperada por el consenso del mercado. Nuestros cálculos apuntan a un crecimiento de 3,1 %, muy por encima del 2,5 % previsto por los analistas”, señalaron los investigadores de Bancolombia.
Comportamiento de los mercados
En noviembre, la tasa de cambio promedió los 3.780 pesos, con cierres en algunas jornadas cercanos a los 3.700 pesos, niveles que no se observaban desde abril de 2022. Este comportamiento contrastó con la desvalorización de la curva de TES, que aumentó en promedio 80 puntos básicos en toda su estructura.
Según el análisis de Bancolombia, el desacople entre la tasa de cambio y otros activos locales se explica por flujos asociados al atractivo diferencial de tasas, las remesas, el llamado trade electoral y las distorsiones generadas por las monetizaciones del sector público. Como resultado, el peso se ubicó en noviembre por debajo de los niveles consistentes con sus pares latinoamericanos (3.812 pesos) y también por debajo de su valor justo estimado (4.050 pesos). No obstante, los analistas prevén que parte de estos flujos continúen favoreciendo la tasa de cambio en 2026.
Producción y perspectivas
En materia de producción, se anticipa que dentro de las actividades primarias el sector agropecuario muestre un avance significativo, mientras que la minería seguiría en terreno contractivo tanto en 2025 como en 2026. La producción de bienes exportables enfrenta obstáculos derivados de la menor extracción de carbón y petróleo, así como de la presión bajista sobre los precios internacionales, en un contexto de oferta volátil y transición energética.
Sin embargo, el último trimestre del año podría moderar el pronóstico del agro, debido a la caída anual de la producción cafetera en los meses recientes. En cuanto a las actividades secundarias, construcción y manufactura continuarían mostrando una recuperación desigual. La industria manufacturera se vería favorecida por la mayor demanda de los hogares, especialmente en bienes durables como el sector automotor.
El sector de la construcción, particularmente en edificaciones, seguiría enfrentando desafíos por el estancamiento de las tasas de interés y condiciones financieras más restrictivas. Aun así, el mercado de vivienda podría mostrar mayor dinamismo gracias al incremento en las iniciaciones, junto con avances relevantes en proyectos de infraestructura liderados por obras civiles.
En este escenario, las actividades terciarias continuarían siendo el principal motor del crecimiento del PIB en 2025 y 2026, con avances en todas sus ramas y, en algunos casos, por encima del crecimiento agregado. El sector financiero, en particular, ha mostrado un desempeño superior al previsto, impulsado por la solidez del consumo y el fortalecimiento de la cartera comercial. No obstante, las altas tasas de interés podrían representar retos para comisionistas y aseguradoras en el próximo año.
Visión de los organismos internacionales
Desde el ámbito internacional, la Ocde proyecta un crecimiento del 2,8 % para la economía colombiana en 2025, cifra que se mantendría en 2026, y una expansión de 2,7 % en 2027, apoyada en una recuperación gradual —aunque parcial— de la inversión, a medida que las condiciones financieras se tornen más favorables. Sin embargo, la persistencia de la incertidumbre limitaría un repunte más robusto.
El organismo también anticipa una menor contribución del sector externo, debido a las restricciones en las exportaciones de petróleo y productos mineros, así como a los bajos precios internacionales del crudo. Aunque la inflación seguiría descendiendo, se mantendría por encima del objetivo del 3 % hasta 2027.
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó recientemente al alza su proyección de crecimiento para Colombia en 2025, ubicándola en 2,5 %, una décima más que su estimación previa. Esta actualización, incluida en el informe de Perspectivas Económicas Globales publicado el 14 de octubre, sitúa al país ligeramente por encima del promedio regional de América Latina y el Caribe, estimado en 2,4 %, tras un crecimiento de 1,6 % en 2024.

