Ismael Botina popular maestro Buchón cumplió ayer, cuarenta dias y cuarenta noches a la espera de que la vieja EPS, le suministre los medicamentos recetados hace tres años. Tremendas colas de gente al sol y al agua día y noches enteras esperando que atiendan, como si fuera de caridad. Esto ya no es vida, por eso a su EPS, deben cambiarle de nombre, llamarla “Muerte en vida”.
Vamos de mal en peor, cada día son más largas y tortuosas las filas y soluciones no se las ve ni en las curvas. La salud está hecho flecos. Todos nos quejamos y nadie da soluciones. Hace meses nos endulzaron la píldora, diciéndonos que el problema estaba en la falta de una oficina de la superintendencia en Pasto, donde podríamos llegar a poner y resolver nuestras quejas. Llegó ese dichoso momento, inauguraron con wiski la flamante oficina de la Super-salud; se llenó de burocracia exagerada, lindas mujeres de minifalda y apuestos caballeros de tenis; pero, de aquello nada, no tienen autonomía, toda queja solo la recepcionan y se envía a Bogotá, donde duerme el sueño de la indiferencia. Dicho de otra manera, esa oficina de la superintendencia de salud, no sirve para nada. Buche y pluma.
Después, nos hicieron ilusionar con el cambio de la empresa encargada de suministrar los medicamentos. Llegó un operador llamado “Medic”, esa si fue la tapa, ni siquiera cuenta con la licencia de funcionamiento; por eso hace más de dos meses que los afiliados de la Nueva Muerte, no han recibido ni un mejoral.
Un pariente del maestro Buchón murió hace tres meses y hasta el momento, nada de nada. Seguramente le llegará la receta en el más allá. A la diestra de Dios padre.
En Tumaco otro paciente murió, porque sus medicamentos que debieron ser suministrados cada dos meses, nunca llegaron. Estas son las consecuencias.
Por eso, maestro Buchon propone que al lado de las Eps, se instalen salas de velación y cremación, para que de una vez nos vayan despachando hacia el mas allá. Que esa cuota moderadora de la salud, cubra parte de los gastos funerarios. Sería una valiosa ayuda para aquellas familias que se sienten impotentes de cuidar sus enfermos en casa, sin ninguna esperanza de sanación, ya que pensar en pagar los servicios de medicina particular, sería tanto como acabar muriendo de hambre. Sin trabajo y todo caro, estamos llevados del diablo.
Y mientras acá en la periferia seguimos sufriendo y llorando, a allá en el Congreso, nuestros padres de la patria se agarran de las mechas en discusiones etéreas. Si nunca van a llegar las soluciones, de una vez que nos vayan dando los santos oleos y la extrema unción.
El problemas es igualito, tanto para la vieja EPS, como para Sanitas, y todas las empresas promotoras de salud, donde se ve a diario, como los pacientes mueren haciendo fila en espera de medicamentos.
Estamos con diarrea y el agua está lejos…

