El departamento del Putumayo está de luto. Una desgarradora tragedia sacudió a la comunidad de la vereda Canambal, jurisdicción rural del municipio de Puerto Asís, cuando dos niñas pequeñas perdieron la vida tras un accidente fluvial ocurrido en el río El Cuembí, uno de los principales afluentes de la región.
Las víctimas fueron identificadas como Keira Vallejo, de 2 años, y Vallolet Jansasoy Vallejo, de 4 años. Ambas viajaban en una pequeña embarcación junto a su madre, Carolina, de 24 años, quien intentaba cruzar el río, como lo hacía casi a diario para realizar diligencias básicas y desplazarse a zonas cercanas.
Incidente
De acuerdo con testimonios recopilados por líderes comunitarios, el incidente ocurrió cuando la hija mayor, en un movimiento inocente e inesperado, comenzó a balancearse dentro de la embarcación. La maniobra provocó su caída al agua, arrastrando a su hermana menor, que estaba a su lado. El río, que presentaba un notable aumento en su caudal debido a las lluvias de los últimos días, se convirtió en una trampa mortal.
En un acto desesperado y valiente, la madre se lanzó al río intentando rescatarlas. Consiguió sacar a la más pequeña, Keira, pero ya era demasiado tarde: la niña no presentaba signos vitales. El cuerpo de Vallolet fue encontrado varias horas después, a varios metros río abajo, tras una intensa búsqueda organizada por vecinos de la zona, voluntarios y autoridades locales.
Conmoción
Esta tragedia ha conmocionado profundamente a los habitantes de Canambal y veredas aledañas, donde cruzar ríos en pequeñas embarcaciones improvisadas es la única alternativa de movilidad. Las familias campesinas e indígenas de la región se ven obligadas diariamente a exponer sus vidas y las de sus hijos por la falta de puentes o transporte adecuado.
“Lo que pasó con estas niñas no fue un accidente cualquiera. Es el resultado del abandono estatal. Aquí no hay puentes, no hay chalecos salvavidas, no hay motores confiables. Cruzamos con lo que hay. Y si algo sale mal, no hay quién responda”, dijo con impotencia un habitante de la zona, mientras acompañaba a la familia en su duelo.
Según datos de líderes comunitarios, más del 70% de las veredas rurales del bajo Putumayo dependen exclusivamente de transporte fluvial para acceder a servicios básicos como salud, educación o mercados. Muchas veces lo hacen en balsas artesanales o canoas sin ningún tipo de medida de seguridad. Mientras se cumplen los trámites para la sepultura de las niñas, familiares, amigos, vecinos y profesionales del área psicosocial han iniciado una campaña de recolección de recursos para costear los gastos funerarios y el traslado de los cuerpos hasta su vereda de origen. A través de redes sociales y grupos comunitarios, se están difundiendo cuentas bancarias y puntos de acopio para quienes deseen contribuir.

