La exposición titulada “Microdosis para domar el hipopótamo interior” presenta una propuesta artística que se adentra en la simbología del famoso hipopótamo de la Hacienda Nápoles, trasladándolo de mera curiosidad zoológica a un espejo crítico de la realidad colombiana.
Desde obras de pintura, escultura, arte digital e instalaciones, cerca de veinte artistas reinterpretan ese animal foráneo, convertido en ícono de contradicciones: por un lado, la fuerza desbordada; por el otro, la metáfora de una sociedad que ha idealizado la violencia, confundido mito con historia, y normalizado la parodia en lugar del duelo. La muestra propone que domar al “hipopótamo interior” no implica erradicarlo, sino reconocer su presencia para transformarla.
La exhibición está organizada por la Corporación Acción Técnica Social (ATS) y curada por Santiago Rueda, y se lleva a cabo en la sede del proyecto Casa Échele Cabeza, ubicada en Bogotá, hasta el 4 de diciembre. El predio, cedido por la Sociedad de Activos Especiales (SAE), plantea una lectura alternativa sobre el manejo de la historia del narcotráfico, la memoria, la naturaleza y la cultura del consumo de sustancias.
En el recorrido se destacan —por primera vez en una exposición colectiva— fotografías de Edgar Jiménez “El Chino”, quien trabajó como fotógrafo personal del antiguo capo del narcotráfico. Sus imágenes no se exhiben como glorificación, sino como documento crítico: testimonio visual de un régimen simbólico que entrelazó el poder criminal con la identidad nacional.
Asimismo, la muestra aborda temas como la “estetización del narco”, la intersección entre arte, legalidad y violencia, la afectación ecológica del hipopótamo y la relación entre naturaleza, psicotropía y cultura contracultural. En este sentido, propone que la gran bestia que camina por el cauce del Magdalena Medio y otros territorios deje de ser sólo anécdota zoológica para convertirse en un catalizador de reflexión.
Los visitantes también podrán participar en charlas programadas cada jueves a las 7 p.m., que abordarán temas como la vida social de los hipopótamos, los impactos ambientales y simbólicos, y las dinámicas entre arte y narcotráfico. De esta manera, la exposición se convierte en un espacio de encuentro donde el humor, la ironía y la crítica se articulan para replantear el pasado y abrir otros caminos posibles en el presente.
Esta propuesta artística retoma el animal emblemático de la Hacienda Nápoles para desplegar una narrativa que va más allá del espectáculo: arrojar luz sobre lo no dicho, lo oculto, lo que se quedó en los márgenes de la memoria nacional. En suma, invita a “microdosificar” la reflexión: administrar dosis pequeñas de conciencia para domar esa fuerza interna que, según la curaduría, seguirá allí mientras no la reconozcamos.

