Cada 17 de junio, el mundo conmemora el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, una fecha establecida por la ONU en 1995 para concienciar sobre la importancia de proteger los suelos y garantizar el acceso al agua. Este año, el lema es “Restaurar la tierra. Liberar las oportunidades”, destacando la necesidad de recuperar los ecosistemas degradados y fortalecer la resiliencia económica.

¿Por qué es importante esta fecha?
La desertificación es la degradación progresiva de los suelos debido a la deforestación, la sobreexplotación agrícola y la falta de agua. La sequía, por su parte, es un fenómeno climático que reduce los niveles de agua en una región, afectando la biodiversidad y la producción de alimentos.
Según la ONU, más del 40 % de la tierra en el planeta enfrenta daños por la degradación, lo que pone en riesgo la seguridad alimentaria y los medios de vida de millones de personas.
Consecuencias de la desertificación y la sequía
Estos problemas tienen efectos graves en la economía, el medio ambiente y la sociedad:
- Pérdida de biodiversidad, afectando especies animales y vegetales.
- Migraciones forzadas, debido a la falta de recursos naturales.
- Aumento de los precios de los alimentos, por la reducción de tierras fértiles.
- Mayor riesgo de sequías prolongadas, afectando la producción agrícola.
Acciones para combatir la desertificación
Para enfrentar estos desafíos, es fundamental adoptar medidas como:
- Reforestación y restauración de suelos en zonas afectadas.
- Uso responsable del agua, evitando el desperdicio.
- Fomento de prácticas agrícolas sostenibles, reduciendo el impacto ambiental.
- Apoyo a políticas de conservación, promoviendo la gestión eficiente de los recursos naturales.
Este 17 de junio, la ONU hace un llamado a la acción para que gobiernos, comunidades y ciudadanos trabajen juntos en la recuperación de los suelos y la protección del agua. La restauración de la tierra no solo garantiza la seguridad alimentaria, sino que también impulsa la economía y la estabilidad social.
