Este miércoles 3 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Higiene, una fecha que invita a reflexionar sobre el impacto que tienen los hábitos de limpieza en la salud individual y colectiva. Desde el lavado de manos hasta la desinfección del hogar, la higiene es una herramienta poderosa para prevenir enfermedades y mejorar la calidad de vida.
La efeméride tomó mayor relevancia tras la pandemia de COVID-19, que evidenció la importancia de incorporar prácticas higiénicas como parte de la rutina diaria. Lavarse las manos con agua y jabón durante al menos 40 segundos, secarse con una toalla limpia y mantener los espacios ventilados son gestos que marcan la diferencia.
Higiene en casa, en el trabajo y en la cocina
La higiene no se limita al aseo personal. También incluye la limpieza de los ambientes, la correcta disposición de residuos y la manipulación segura de alimentos. Frutas y verduras crudas deben lavarse con agua potable, y es fundamental higienizar las manos antes y después de tocarlas.
Para desinfectar superficies del hogar, se recomienda preparar una solución con lavandina comercial (4% de concentración), diluyendo dos cucharadas soperas en 10 litros de agua. Esta mezcla, que alcanza una concentración del 0,5%, conserva su efectividad durante una semana.
Datos que no se pueden ignorar
Según UNICEF, el lavado de manos con jabón puede reducir en un 23% las infecciones respiratorias como la neumonía, principal causa de muerte en niños menores de cinco años. Además, más de 5.000 niños de esa franja etaria mueren cada día por enfermedades diarreicas, muchas de ellas vinculadas al agua contaminada y a prácticas higiénicas deficientes.
Higiene como compromiso colectivo
La salud y el ambiente están profundamente conectados. Cuidar uno fortalece al otro. Por eso, el Día Mundial de la Higiene no solo busca generar conciencia, sino también fomentar la adopción de hábitos responsables que contribuyan a prevenir enfermedades como cólera, hepatitis, infecciones de piel o influenza.
Este 3 de septiembre, el llamado es claro: la higiene empieza en casa, pero su impacto se extiende a toda la comunidad.