Cada 8 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Fisioterapia, una jornada dedicada a reconocer el trabajo de los profesionales que ayudan a recuperar la movilidad, aliviar el dolor y mejorar el bienestar físico y emocional. La fecha fue proclamada en 1996 por la Confederación Mundial de Fisioterapia, en conmemoración de su fundación en 1951.
Más que una efeméride, este día busca visibilizar el impacto de la fisioterapia en la vida cotidiana. Desde una lesión deportiva hasta una enfermedad neurológica, el acompañamiento profesional puede marcar la diferencia entre la dependencia y la autonomía.
¿Qué hace un fisioterapeuta?
Los fisioterapeutas son especialistas en el movimiento del cuerpo. Estudian cómo se comportan las articulaciones, los músculos y los ligamentos, y detectan problemas posturales que pueden derivar en lesiones. Su labor consiste en prevenir, tratar y rehabilitar afecciones que afectan la funcionalidad física.
Además, educan a sus pacientes para que adopten hábitos saludables, eviten recaídas y fortalezcan su cuerpo. En muchos casos, ayudan a las personas a reaprender tareas básicas como caminar, levantar objetos o mantener el equilibrio.
Afecciones que requieren fisioterapia
La fisioterapia es útil en una amplia variedad de condiciones, entre ellas:
- Artritis, lesiones musculares y tensiones posturales
- Enfermedades cardiovasculares y respiratorias
- Cáncer y sus efectos secundarios
- Parkinson, parálisis cerebral y lesiones medulares
- Incontinencia y problemas neurológicos
También es clave en procesos postoperatorios y en la rehabilitación de pacientes con enfermedades crónicas.
Más allá del cuerpo: salud integral
La fisioterapia no solo trata el cuerpo físico. También fortalece la salud emocional, la confianza y la autonomía del paciente. En los últimos años, ha cobrado especial relevancia en la atención post-COVID, ayudando a quienes enfrentan secuelas respiratorias o musculares.
Celebrar el movimiento, valorar la vocación
Este Día Mundial de la Fisioterapia nos recuerda que sanar no siempre implica medicamentos. A veces, basta con una rutina bien diseñada, un estiramiento guiado o una palabra de aliento para recuperar lo que parecía perdido.