Cada 30 de agosto se celebra el Día Internacional del Tiburón Ballena, una jornada dedicada a visibilizar los riesgos que enfrenta esta especie única. Conocido por alcanzar hasta 20 metros de largo y pesar cerca de 30 toneladas, el tiburón ballena (Rhincodon typus) es el pez más grande del planeta. A pesar de su tamaño imponente, es completamente inofensivo para los humanos y se alimenta de plancton y pequeños organismos marinos que filtra a través de sus branquias.

Su aspecto es inconfundible: piel gris con rayas y puntos blancos, cuerpo alargado, cabeza ancha y una enorme boca sin dientes. Por estas características, ha recibido apodos como “pez damero” o “dominó”. Sin embargo, su reproducción es limitada y su madurez sexual tardía, lo que lo hace especialmente vulnerable desde etapas tempranas.
Amenazas que no cesan
La pesca ilegal, la contaminación marina, el tráfico de embarcaciones y el turismo no sostenible son factores que ponen en riesgo su supervivencia. En regiones de Asia, la caza comercial y el mercado negro de aletas siguen siendo una amenaza persistente. Además, la captura accidental en redes de pesca y la destrucción de hábitats agravan su situación.
Según Oceana, organización dedicada a la conservación marina, el tiburón ballena está considerado en peligro de desaparecer si no se toman medidas urgentes.
Turismo responsable y conservación
Aunque es una de las especies más buscadas por turistas en zonas costeras, el contacto humano debe ser regulado. El turismo no sostenible puede alterar sus rutas migratorias y generar estrés en los ejemplares. Por eso, diversas organizaciones promueven prácticas responsables y campañas educativas para protegerlo.
Este Día Internacional del Tiburón Ballena es una oportunidad para reflexionar sobre el impacto humano en los océanos y actuar en favor de una especie que, aunque majestuosa, necesita de nuestra atención para seguir surcando los mares.
