Este 16 de noviembre, el mundo vuelve a rendirse ante el poder expresivo del flamenco. Se celebra el Día Internacional del Flamenco, una fecha que conmemora su inclusión en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2010. Desde entonces, esta jornada se ha convertido en un homenaje global a los artistas, escuelas, peñas y aficionados que mantienen viva esta tradición.
Un arte que nació del mestizaje
El flamenco tiene sus raíces en Andalucía, pero su historia es el resultado de siglos de convivencia entre culturas gitanas, árabes, judías, cristianas y africanas. Surgido como canto popular en el siglo XVIII, evolucionó con el tiempo incorporando el baile y la música, especialmente la guitarra y el cajón. Hoy, el flamenco es una expresión artística compleja que fusiona el cante, el toque y el baile en un lenguaje universal de emociones.
Celebraciones en todo el mundo
Aunque Andalucía sigue siendo el corazón del flamenco, la celebración se extiende por toda España y más allá. Ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla, Jerez, Granada y Córdoba organizan espectáculos, clases abiertas, exposiciones y festivales. Conservatorios, teatros y asociaciones culturales programan actividades especiales para acercar el flamenco a nuevos públicos.
En redes sociales, miles de personas comparten actuaciones, mensajes y recuerdos bajo etiquetas como #DíaInternacionalDelFlamenco y #FlamencoEsCultura, mostrando cómo este arte sigue vivo y en constante evolución.
Tradición y modernidad
El flamenco no se detiene. Nuevas generaciones de artistas lo fusionan con jazz, electrónica y ritmos urbanos, como lo ha hecho Rosalía en su álbum El Mal Querer. Esta capacidad de adaptación sin perder su esencia lo convierte en un género en expansión, que sigue emocionando y conectando con públicos diversos.
Este Día Internacional del Flamenco es una invitación a sentir, aprender y celebrar. Porque el flamenco no solo se escucha: se vive.

