Este 29 de octubre, el mundo conmemora el Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo, una fecha proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en julio de 2023. El objetivo es claro: visibilizar el papel fundamental que tienen los cuidados en el desarrollo humano, el bienestar social y la sostenibilidad de las economías.

Un trabajo esencial, pero invisibilizado
Los cuidados atraviesan múltiples dimensiones de desigualdad. En muchos contextos, se siguen considerando una responsabilidad privada, casi natural, que recae principalmente en las mujeres dentro de las familias. Esta visión ha contribuido a que el cuidado no sea reconocido como trabajo, y que se realice mayoritariamente de forma no remunerada.
En Colombia, por ejemplo, las mujeres dedican en promedio 7 horas y 44 minutos diarios a labores domésticas y de cuidado no pagadas. Si este trabajo se valorara económicamente, representaría el 19,6 % del Producto Interno Bruto nacional. Sin embargo, sigue siendo una labor poco reconocida y escasamente valorada en términos sociales y políticos.
Un llamado urgente a los gobiernos
Con motivo de esta efeméride, la Confederación Sindical Internacional (CSI) ha renovado su llamado a los gobiernos para que transformen los compromisos internacionales en políticas concretas. Es necesario que los cuidados sean reconocidos como un derecho humano universal e inalienable, y que se garantice una remuneración justa y condiciones laborales dignas para quienes los ejercen.
América Latina: avances y desafíos
En la región, ha habido progresos en materia de políticas públicas sobre el cuidado, pero también retrocesos. La implementación de sistemas integrales aún está lejos de ser una realidad. La falta de inversión en la economía del cuidado perpetúa desigualdades de género, clase, raza y territorio.
Cuidar es sostener el mundo
Este 29 de octubre, la conmemoración invita a reflexionar sobre cómo los cuidados sostienen la vida, las comunidades y las economías. Reconocerlos como trabajo, garantizar su acceso universal y dignificar a quienes los ejercen es un paso urgente hacia sociedades más justas y humanas. Porque cuidar no es solo una tarea: es un acto de justicia social.
