Este martes 16 de septiembre, el mundo celebra el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, una jornada que recuerda el impacto positivo de la cooperación global en defensa del planeta. La fecha fue establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1994, en honor a la firma del Protocolo de Montreal en 1987, considerado uno de los acuerdos ambientales más exitosos de la historia.
Un escudo invisible pero vital
La capa de ozono, ubicada en la estratósfera, cumple una función esencial: filtrar la radiación ultravioleta (UV-B) proveniente del sol. Sin ella, la salud humana, la biodiversidad y la producción agrícola estarían expuestas a daños irreversibles. Su deterioro, detectado en las décadas de 1970 y 1980, encendió las alarmas científicas, especialmente tras el hallazgo del agujero en la Antártida.
El Protocolo de Montreal: un pacto que cambió el rumbo
Firmado el 16 de septiembre de 1987, el Protocolo de Montreal comprometió a los países a eliminar progresivamente sustancias como los clorofluorocarbonos (CFC), utilizados en refrigeración, aerosoles y procesos industriales. Hoy, más del 99 % de estos compuestos han sido eliminados, y se estima que la capa podría recuperarse hacia mediados del siglo XXI.
Colombia, ejemplo regional
Colombia ha sido reconocida por su compromiso ambiental. En 2010, el país logró eliminar por completo el consumo de CFC, cinco años antes del plazo global. Este logro posiciona a Colombia como referente en la región en materia de protección atmosférica.
Más que una conmemoración
La jornada no solo celebra los avances, también impulsa nuevas estrategias frente a los desafíos actuales. La recuperación de la capa de ozono demuestra que la acción colectiva, basada en evidencia científica y voluntad política, puede revertir daños ambientales significativos.
Este 16 de septiembre, mirar al cielo es también reconocer el poder de la cooperación internacional y renovar el compromiso con un planeta más sano y resiliente.