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Un grupo internacional de científicos descubrió nuevas filtraciones de metano en el fondo marino del océano Antártico, un hallazgo que genera gran preocupación entre los expertos, ya que podría estar acelerando el cambio climático de formas más intensas de lo previsto.
Las emanaciones fueron detectadas en el Mar de Ross, una zona clave del ecosistema polar, donde el aumento de la temperatura del agua está provocando la liberación de este gas de efecto invernadero atrapado durante miles de años bajo el lecho oceánico. Los investigadores advierten que el fenómeno podría estar relacionado con el calentamiento global y la desestabilización de los depósitos de metano congelado, conocidos como hidratos.
El metano es hasta 80 veces más potente que el dióxido de carbono en su capacidad de atrapar calor en la atmósfera durante períodos cortos. Su liberación masiva desde el fondo del mar podría generar un “bucle climático” en el que el aumento de temperatura libera más gas, y ese gas, a su vez, incrementa aún más el calentamiento global.
Aunque aún no se conoce la magnitud total de las emisiones, las primeras observaciones muestran un aumento preocupante de las burbujas de gas que ascienden a la superficie. Además, se teme que este proceso provoque cambios en los ecosistemas marinos
Los científicos subrayan la necesidad de realizar un monitoreo constante de estas zonas para determinar si las filtraciones están aumentando y si podrían tener consecuencias a escala global. También insisten en que estos hallazgos deben servir como una advertencia sobre los riesgos de superar ciertos límites climáticos, que podrían desencadenar reacciones naturales fuera del control humano.
Este descubrimiento pone de relieve cómo los polos del planeta están actuando como un termómetro del cambio climático. Lo que ocurre en las profundidades heladas de la Antártida podría tener repercusiones directas en el clima, los océanos y la estabilidad ambiental del planeta entero.
