Mucha desazón y rechazo se produce en la opinión pública, al conocer la cifra que se ha gastado hasta el momento el Gobierno Nacional, en cabeza del presidente de la Repùblica, Gustavo Petro, en su fallido experimento de la “paz total” con los grupos armados ilegales.
Nos referimos a una reacción lógica, puesto que para nadie es un secreto, que este proceso no ha dado hasta el momento, ningún resultado positivo, dado que los grupos alzados en armas, continúan haciendo de las suyas en diferentes puntos de la geografía nacional.
La misma Oficina del Alto Comisionado para la Paz, al responder a un derecho de petición del congresista Julio César Triana, reconoció que los gastos para sacar adelante la “paz total” ascienden a $302.659.786.933, invertidos en desarrollo de los dialogos con los grupos armados ilegales, de los cuales hasta que el proceso fue suspendido, 25 mil millones de pesos corresponden a la mesa con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional. Eln.
Nos encontramos entonces ante un caso de despilfarro total en busca de la paz, puesto que, a pesar de esa enorme inversión, esta es la hora en la que no se ha logrado ningún resultado positivo en ninguna zona del país, ya que la mayoría de este proceso se ha desarrollado en medio de conversaciones, dialogos que a final de cuentas no han arrojado ningún resultado que bajo ninguna circunstancia amerite una inversión tan elevada
Al contrario, el panorama actual de Colombia en materia de orden público no puede ser más desalentador, puesto que se tienen gravísimos episodios en el sector del Catatumbo, en el Cauca, donde la situación se ha vuelto a agravar y también en Nariño y en otros puntos del país, donde toda clase de organizaciones ilegales, el Eln, disidencias y disidencias de las disidencias, son protagonistas de toda clase de episodios de violencia.
Precisamente, tenemos que, en el departamento de Nariño, tambiém se han desperdiciado grandes cantidades de dinero, a cuenta del proceso de los dialogos territoriales, los cuales tampoco han conducido a nada positivo. En ese sentido, ha sido más la propaganda que los efectos reales de una paz, que no se ve por parte alguna.
Es por ello, que hoy se vive en esta zona sur del país, permanentes enfrentamientos entre el Ejército Nacional y las organizaciones ilegales, como acaba de ocurrir en el municipio de Cumbitara, donde fue baleado un helicóptero de las Fuerzas Armadas.
Dados esos antecedentes tenemos que mientras el Gobierno Nacional destinó más de 300 mil millones de pesos, a un proyecto que ha resultado ser un rotundo fracaso, puesto que la violencia se ha recrudecido y nadie se ha desarmado, se le recortó el presupuesto a la Fuerza Pública, lo cual la debilitó y le mermó de manera considerable su capacidad de actuar en contra de los alzados en armas.
Esa reducción del 48% al Ejército Nacional, del 36% a la Policía Nacional, del 30% a la Fuerza Aérea y del 24% a la Armada Nacional, lo que ha hecho es fortalecer a los grupos armados y explica la violencia que hoy se vive en el país, paradójicamente gracias a la “paz total”
En este caso, sí podemos decir que como están las cosas, el remedio resultó peor que la enfermedad y la “paz total”, lo único que ha traido es más violencia. Pero nos estamos refiriendo a una violencia por la que de manera paradogica hemos pagado más de 300 mil millones de pesos. Así son las cosas en el país del Sagrado Corazón de Jesús.

