La grave inseguridad que sufre hoy la ciudad de Pasto era una situación que se veía venir derivada de los enormes estragos económicos causados por la pandemia de Covid-19.
Se trata de una inseguridad que no es exclusiva de la capital nariñense, puesto que en estos momentos en las principales urbes de nuestro país, comenzando por la capital de la República Bogotá, así como en Medellín, Cali y Barranquilla entre otras, los delincuentes se han apoderado de las calles, por lo que sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que en ese sentido, el país afronta su peor crisis.
A los elevados índices de desempleo que se comenzaron a vivir como consecuencia del confinamiento que obligó al cierre en nuestro medio de miles de fuentes de trabajo, de manera obligada tenemos que atribuir este acoso de la delincuencia que por estos días estamos sintiendo con alarmante fuerza los moradores de Pasto.
Vemos en los últimos días un incremento de atracos y robos a mano armada, a pie y desde motocicletas, en desarrollo de hechos en los cuales la ciudadanía ha perdido su tranquilidad, puesto que inclusive no hay seguridad ni en los restaurantes a los que están llegando armados los malhechores para despojar a las personas de todas sus pertenencias, como ocurrió hace algunos días en la Avenida de los Estudiantes.
«El objetivo no puede ser otro que los delincuentes sientan la presencia de la Policía en las calles de Pasto, como la única manera de empezar a disminuir una inseguridad que, como están las cosas, tendríamos que calificar como terrible, por lo que es la hora de emprender las acciones tendientes a recuperar nuestra perdida seguridad».
En ese sentido, asusta que los atracadores y ladrones se encuentren por todas partes; ahora con mayor frecuencia en los sectores considerados como residenciales, como la ya nombrada Avenida de los Estudiantes, Maridíaz, el sector de Santa Laura, la calle 16, Las Margaritas, donde en cualquier momento algún desprevenido peatón se puede ver rodeado de dos o tres motocicletas y en un dos por tres ser despojado de todas sus pertenencias.
Consideramos, entonces, que es el momento para que las autoridades hagan una intervención de la ciudad y sobre el particular ayer vimos en varios de los sectores que hemos nombrado, la presencia de la Policía, lo cual ya es un principio para empezar a enfrentar esta ola delincuencial sin precedentes.
Creemos también que es el momento para realizar las denominadas “Tomas de Pasto”, operativo que hace algunos años antes de la implementación de la Policía Metropolitana de Pasto, puso en marcha la Policía Nariño, en ese entonces, al mando del coronel Fortunato Guañarita, con excelentes resultados.
Se trataba de unos operativos que naturalmente se hacían sin previo aviso, en los que los agentes de la Policía se tomaban todos los sectores de la ciudad, para exigirles a los peatones y conductores de motos sus documentos de identidad, y a la vez, proceder a la realización de requisas.
Recordamos como estas acciones permitían identificar en un solo día a personas que eran requeridas por la Justicia por diferentes delitos, mientras que se decomisaban cantidades de armas blancas e inclusive de fuego.
En este orden de ideas estamos convencidos de que las actuales circunstancias de inseguridad por las que atraviesa nuestra de Pasto ameritan de una vez por todas retomar esos operativos de antaño, que la verdad sea dicha eran bastante eficientes.
El objetivo no puede ser otro que los delincuentes sientan la presencia de la Policía en las calles de Pasto, como la única manera de empezar a disminuir una inseguridad que como están las cosas, tendríamos que calificar como terrible, por lo que es la hora de emprender las acciones tendientes a recuperar nuestra perdida seguridad.