Por: Emilio Jiménez Santiusti
De los momentos más emocionantes que puede tener un hincha del fútbol es cuando su equipo tiene posibilidades matemáticas de pasar a la gran final del torneo, es decir, estar conmovido hasta la última fecha. Tal cual como lo estamos viviendo los pastusos con nuestro Tricolor, que debe ganarle a Nacional y esperar a que Alianza Petrolera pierda, y listo… la quinta final para el Volcánico.
Si bien la lógica o lo normal conduce a que Nacional sea el finalista, porque sencillamente debe ganarnos en Medellín y, además, es el equipo con mayor número de estrellas de Colombia, y una de las chequeras más robustas del campeonato; no se puede desconocer que como hinchas siempre vamos a tener fe y a esperanzarnos en que Pasto le va a ganar en tierras antioqueñas.
Claro que se puede dar, porque simplemente esto es fútbol, es un juego y, por ende, el azar o la suerte se pone de protagonista en muchas ocasiones tanto a favor como en contra. Pero siendo justos y aterrizados, aquí entra una de las frases que más me gusta y es que el fútbol es tan hermoso, sorprendente, una poesía en movimiento, que es el único deporte en el que compite el Renault 4 con el Ferrari, y el Renault 4 le puede ganar.
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Si usted no es hincha del Pasto y le tocaría apostar, estoy seguro de que le da la victoria a Nacional, eso sería lo normal. Sin embargo, no confundirlo con falto de fe o esperanza para con su equipo. Todos los pastusos y nariñenses queremos que esta noche nuestra región se convierta en un carnaval como cuando pasamos a la final en cuatro ocasiones.
Lo que sí es claro y coincidimos los hinchas es en que nuestro amado equipo cumplió con el semestre, hizo una gran campaña, pero más que por llegar a estar vivo en la última fecha, es porque los resultados a favor no se dieron por el azar, y por eso hay que aplaudirlo, porque en todos los partidos se notó a leguas esas ganas con desespero de ganar. Como dicen por ahí, con las botas puestas. ¡Felicitaciones!