Lo acontecido recientemente en Colombia tras el trino de la cantante Marbelle en el cual califica al candidato presidencial Gustavo Petro como ‘cacas’ y a su fórmula vicepresidencial Francia Márquez como King Kong es una muestra de ello. Un instigamiento a la burla y promover actos de racismo.
En distintas legislaciones se considera a los delitos de odio como uno de los peores delitos contra la humanidad. Algo que hace décadas se debió superar por cuanto es la clara expresión de mentalidades fascistas que se consideran superiores o mejores por el simple color de su piel, su etnia o su raza.
Los delitos de odio se generan mediante actos de burla, comentarios o invitación al desprecio por condiciones físicas o relacionadas con la salud.
Marbelle destila odio por doquier, una artista con talento que se dejó arrastrar por la ola de odios destilados por grupos enemigos de la paz y la concordia nacional. No censuramos su derecho a expresarse, formulamos un llamado a la sensatez y la solidaridad que debe existir entre los humanos por encima de razas, ideologías o expresiones políticas.
«Estamos ante un delito de odio que debe ser sancionado con el rigor de la Ley y la ortodoxia de las convenciones éticas y morales. Pobre Marbelle, mezcla de silicona, coco y chanel».
Marbelle agrede a la misma historia, a cientos y miles de mujeres que luchan por alcanzar un respeto a su intelecto y no a su apariencia física que las asemeja a muñecas de porcelana con cabeza de Aserrín. En este caso, el de Marbelle, de silicona y botox que ocultan esa verdadera esencia que encierra su inconformidad con la misma naturaleza.
Marbelle es la clara muestra de una franja de nuestra sociedad que se empecina en considerarse superior merced a su condición económica o su presunta supremacía racial. Hecho desmentido por la misma ciencia que ha demostrado hasta la saciedad la existencia de una sola raza con múltiples variantes biológicas.
Lo cierto es que estamos ante un delito de odio que debe ser sancionado como merece. Con el rigor de la Ley y la ortodoxia de las convenciones éticas y Morales. Pobre Marbelle, mezcla de silicona, coco y chanel.
Por: Pablo Emilio Obando A.

