Del conflicto a los mercados: la estrategia árabe de Gustavo Petro

En una jugada diplomática que combina estrategia política y visión económica, el presidente Gustavo Petro emprendió una gira oficial por el Medio Oriente, una región donde su discurso ha encontrado una acogida poco común para un mandatario latinoamericano. Su defensa firme y reiterada de la causa palestina, en medio del conflicto que él ha descrito como un “genocidio cometido por Israel contra el pueblo palestino”, le ha granjeado respeto en varias capitales árabes, que hoy ven en Colombia no solo un socio comercial emergente, sino también un aliado político con voz propia en el escenario internacional.

La visita oficial tuvo su primera escala en Arabia Saudita, donde Petro fue recibido con honores en Riad y sostuvo un encuentro directo con el príncipe heredero Mohammed bin Salman (MBS). En el encuentro, más allá de la diplomacia protocolaria, se habló de inversiones estratégicas, cooperación tecnológica y expansión de mercados agrícolas. Pero el anuncio más destacado —y celebrado tanto en Colombia como en la región— fue la confirmación de que el café y el cacao colombianos obtuvieron la certificación Halal, abriendo la puerta para su ingreso al exigente mercado árabe.

Este hecho, que a primera vista parece técnico, representa en realidad un paso histórico para los exportadores colombianos. La certificación Halal no solo valida que los productos cumplen con las normas de consumo de los países musulmanes, sino que también posiciona a Colombia en un circuito económico que mueve cientos de miles de millones de dólares al año, especialmente en naciones del Golfo, donde el consumo de productos premium importados está en expansión.

La gira de Petro por el Medio Oriente, que continuará por Egipto y Catar, trasciende el simple intercambio comercial. Es un movimiento político meditado: acercarse a una región que respeta la autodeterminación de los pueblos y valora la coherencia ideológica. Mientras varios gobiernos occidentales mantienen una posición ambigua frente al conflicto palestino, Petro ha sido uno de los pocos jefes de Estado que ha denunciado abiertamente las acciones del gobierno israelí, incluso al costo de tensar relaciones diplomáticas con Tel Aviv. Esa postura, que en otros escenarios podría aislarlo, en el mundo árabe le otorga legitimidad moral y simpatía política.

En Riad, las imágenes de su encuentro con el príncipe heredero circularon ampliamente. No solo porque simbolizan un acercamiento de Colombia con uno de los centros económicos más influyentes del planeta, sino porque reflejan una diplomacia distinta: la que apuesta por principios y por nuevos aliados en una geopolítica que ya no se define solo entre Washington y Bruselas.

En lo económico, los frutos pueden ser sustanciales. El ingreso del café y el cacao colombiano al mercado árabe no solo diversifica las exportaciones del país, sino que también refuerza el sello de calidad internacional de los productos nacionales. El mercado Halal, en crecimiento constante, podría convertirse en una nueva fuente de divisas para las regiones cafeteras y cacaoteras, especialmente si se consolidan acuerdos de distribución y cadenas logísticas estables.

En lo político, la gira es también una demostración de autonomía internacional. Petro ha insistido en que Colombia debe mirar más allá de los circuitos tradicionales de comercio y diplomacia. Y lo está haciendo: con África, con Asia, y ahora con el mundo árabe. En todos estos espacios, el denominador común ha sido el mismo: la búsqueda de relaciones horizontales, basadas en el respeto mutuo y no en la subordinación histórica.

Así, la visita de Gustavo Petro a Medio Oriente no solo marca un capítulo más de su política exterior, sino que revela una estrategia cuidadosamente diseñada: abrir nuevos mercados para la economía colombiana mientras se consolida una red de aliados políticos que valoran su defensa de los pueblos oprimidos. En el tablero internacional, el presidente colombiano parece entender que la voz que denuncia las injusticias también puede ser la que abre las puertas del comercio.