Por: Pablo Emilio Obando
Comentamos en escrito anterior como los denominados COMUNEROS DEL SUR levantaron su voz de protesta ante las medidas tributarias de la corona española en mayo de 1800. Ya conocemos sus consecuencias de muerte, miedo y terror.
Como si se tratara de una paradoja histórica, se acaba de expedir el decreto 0572 de mayo 28 de 2025. En esta reforma tributaria, que no es otra cosa, se afecta de manera grave a la generalidad de los productos, bienes y servicios en Colombia. Desde moteles, restaurantes, edición de libros, crianza de pollos y ganado, actividades culturales, creación literaria, creación musical, artes plásticas y visuales, gestión de instalaciones deportivas, actividades de jardines botánicos y reservas naturales, actividades científicas y técnicas, actividades veterinarias, expendio de comidas preparadas, edición de revistas y periódicos, actividades en zonas de camping, compra y venta de bienes inmuebles y un cúmulo de actividades que se harían interminables de relacionar. «De esta manera, las actividades como el agro que pagaban una tarifa de 0,55% de autorretención en el impuesto de renta pasarán a pagar 1,2%; la generación y comercialización de energía eléctrica subirá del 2,2% al 4,5%, y las actividades de construcción como demolición o vivienda residencial subirán del 1,1% al 3,5%, entre otras».
Para entendidos y expertos en esta materia, consultados con el fin de conocer los pormenores del Decreto 0572 «la expedición de este decreto es una reforma tributaria disfrazada. Que afecta a los empresarios, grandes empresas, pequeñas empresas, micro empresas y salarios medios y altos, profesionales independientes. Y el hueco fiscal para el próximo gobierno será abismal».
Lo paradójico es que los COMUNEROS DEL SUR de mayo de 1800 se sublevaron, como lo detallamos, contra medidas similares, pero no del impacto económico como los que debemos afrontar los colombianos del siglo XXI. Hoy el pueblo se torna dócil, silencioso y obediente.
Qué falta que hace una Manuela Cumbal, un Ramón Cucas Remo o una Francisca Aucu que expresen su desacuerdo y desazón ante un decreto que supera y con creces las medidas alcabaleras del siglo XVII. Aun las actividades médicas, científicas y tecnológicas se someten a estas arbitrariedades por parte de un gobierno que se declara como progresista y de avanzada.
Se afecta la vida y la tranquilidad de los colombianos, se condena a cientos de empresarios y se somete a todo un país a unas medidas que más parecen una burla al sentimiento patrio. «Mientras el país estaba concentrado en el paro nacional y sus réplicas mediáticas, el Ministerio de Hacienda firmó, sin ruido y con cálculo quirúrgico, el Decreto 0572 del 28 de mayo de 2025. No es un decreto cualquiera: modifica sustancialmente el sistema de retención en la fuente, que es, en la práctica, un mecanismo de recaudo anticipado de impuestos. Es decir: el Estado empieza a cobrar antes de que usted tenga siquiera liquidez para pagar».
Ni sindicatos, ni organizaciones civiles se pronuncian al respecto. A pesar de que gremios se han pronunciado expresando su profunda preocupación por el futuro empresarial y la estabilidad laboral de miles de colombianos.
José Manuel Restrepo, conocedor del tema y de amplia trayectoria en materia económica y fiscal, sostiene que «El Decreto 0572 de Minhacienda es una reforma tributaria encubierta que adelanta ingresos del 2026 al 2025 a costa del flujo de caja de las empresas. Exprime su liquidez, las obliga a endeudarse y pone en riesgo el empleo. ¡Jineteando el dinero del 2026 y endeudando al micro y pequeño empresario hoy! Y como si fuera poco, deja una bomba fiscal al próximo gobierno al anticipar recursos futuros en una mayor proporción. 2025 en el derroche de ingresos futuros y 2026 nacerá con un hueco gigante en las finanzas públicas. ¡Irresponsabilidad fiscal!».
Irónico que este decreto se expida en plena actividad sindical que pretende justicia y equidad en Colombia. En las calles la gente expresa su inconformidad y malestar por la tragedia continua de hambre, pobreza y desempleo. Y en los ministerios se responde con la lujuria fiscal de quien sabe que un pueblo movido por la emoción es susceptible de todo tipo de manipulaciones.
Es hora de expresarnos civilizadamente contra este tipo de determinaciones que las consideramos de carácter regresivas y arbitrarias. Basta leer el texto del Decreto 0572 para entender que los colombianos nos encontramos al filo del abismo y que si no expresamos nuestro desacuerdo y aceptamos insensatamente su mandato de oprobio y vergüenza nos condenamos por mano propia a un futuro de agonía y desesperanza.
Manuela Cumbal, Francisca Aucu y Ramón Cucas Remo ofrendaron su vida. Por lo menos nosotros hagamos oír nuestra voz. En redes, en perfiles y en todo medio posible rompamos simbólicamente este Decreto que revive el espíritu alcabalero de la corona española en América. No se puede ser progresista enarbolando la bandera del sometimiento económico y fiscal. El progresismo exige justicia y equidad sin atacar las bases mismas de la democracia.

