No obstante que el coronavirus Covid-19, ahora disfrazado del Ómicron, anda rodando por las calles de Pasto; no obstante que el número de contagiados por estos dos virus ha ido en aumento, la ministra de Educación María Victoria Angulo, el ministro de Salud Fernando Ruiz, con la venia del presidente Iván Duque Márquez, ordenaron que, a partir del lunes 31 de enero, todos los estudiantes tanto de las instituciones educativas oficiales como de los colegios privados de todo el país regresen a clases con el 100% de presencialidad.
Así, pues con ese espíritu de obediencia que les caracteriza a los secretarios de educación municipales como departamentales, incluidos los nuestros, acogieron la orden dada desde arriba y también en Pasto y Nariño ordenaron el regreso a las aulas a partir del pasado lunes, con el 100% de presencialidad, es decir, “ningún estudiante debe quedarse en casa”, además, dijeron nuestras autoridades educativas “debemos aprender a convivir con estos virus”.
Está bien que todo el estudiantado y sus maestros, después de casi dos años, hayan regresado a las aulas escolares, de verdad que todos lo estaban necesitando por esa falta que hacía de la interacción entre compañeros, entre profesores y aun entre los padres de familia, tan necesaria para lograr un verdadero desarrollo integral de los niños, adolescentes y jóvenes estudiantes, y también para mejorar la calidad de la educación perdida con la virtualidad.
Pero nos preguntamos desde estas páginas, en Pasto La Gran Capital, ¿sí se cumplen con todas las condiciones de logística y bioseguridad tan necesarias para una sana convivencia y una verdadera protección de nuestros niños? ¿Ya están listos esos suplementos alimenticios y esos refrigerios que reciben los estudiantes del sector oficial? O ¿los estudiantes, que son muchos, que no tienen para tomarse un café y menos para un desayuno, tendrán que aguantarse con hambre toda la jornada desde las 7:00 de la mañana hasta la 1:00 de la tarde?
En esto debieron pensar nuestras autoridades educativas antes que preocuparse en mandar “policías” a vigilar y controlar si todas las instituciones educativas están o no cumpliendo con el 100% de prespecialidad. Esperemos pues, que todo marche con la más completa normalidad por el bien de toda la comunidad educativa.
Por: Jorge Arturo Bravo

