Una guía recientemente difundida por una entidad de salud destaca cómo la violencia intrafamiliar puede comenzar con comportamientos aparentemente inofensivos que muchas veces se normalizan dentro de la convivencia. Estos primeros indicios, conocidos como red flags o señales de alerta, pueden parecer simples discusiones o “bromas”, pero si se repiten o escalan, son señales claras de un patrón de maltrato en desarrollo.
Los expertos señalan que la violencia intrafamiliar no siempre empieza con agresiones físicas; en muchos casos, surge de actitudes sutiles que se interpretan como parte de la dinámica de pareja. En este sentido, hay conductas que deberían prender las alarmas, como:
- Bromas ofensivas o hirientes, que ridiculizan, humillan o menosprecian a la otra persona bajo el disfraz de humor.
- Descalificaciones constantes, chantajes emocionales, mentiras o comentarios que socavan la autoestima.
- Control excesivo de la vida cotidiana, incluyendo imposiciones sobre con quién se puede hablar o qué actividades realizar.
- Actos de control físico o amenazas disfrazadas de juego, empujones, manoseos o actos que parecen “inofensivos” pero que expresan poder y dominación.
La guía también enfatiza que estas señales pueden escalar con el tiempo si no se reconocen ni se actúa a tiempo, y que el maltrato puede evolucionar hacia formas más graves de violencia física o psicológica dentro del hogar.
Identificar y prestar atención a estas red flags es fundamental para proteger la integridad emocional y física, tanto de las personas directamente involucradas como de otros miembros del núcleo familiar. Reconocerlas a tiempo permite buscar apoyo profesional, establecer límites claros o, en casos severos, recurrir a las autoridades competentes para garantizar seguridad.

