Los candidatos a la presidencia de la República, Abelardo de la Espriella y Sergio Fajardo –dos de los más opcionados para llegar a la Casa de Nariño, según las encuestas–, sorprendieron al tomar una decisión radical: anunciaron que se saltarán las consultas interpartidistas de marzo próximo y buscarán medirse directamente en primera vuelta.
De fondo, en medio de estrategias políticas y movidas cuyo desenlace sigue siendo incierto, la decisión de Fajardo y De la Espriella implica un reacomodo en el mapa electoral que podría desembocar en la fragmentación de votos, un viraje en la tradicional conformación de bloques o coaliciones e incluso, perdida de visibilidad de cara a sumar apoyos para 2026.
Duro impacto
Además, supone un duro golpe para la mentada unidad de sectores de centro-derecha al que le apuestan figuras como el expresidente Álvaro Uribe Vélez, jefe máximo del Centro Democrático, que semanas atrás sorprendió con una propuesta que hoy se desvanece: una coalición para las elecciones presidenciales “desde Fajardo hasta De la Espriella”.
Sin embargo, no todo sería adverso. El hacerle el quite a la consulta interpartidista del 8 de marzo –que coincide con las elecciones al Congreso–, podría ser una lección aprendida, especialmente para Fajardo que, aun con la coalición de la Centro-Esperanza en 2022, terminó en pelotera con algunos dirigentes con los que compitió, aceptó apoyos con los que no estaba de acuerdo e incluso, dio pie a la dispersión de votos.
Camino en solitario
El primero en tomar distancia de una consulta fue el propio De la Espriella –favorito de la derecha en los sondeos y, hoy por hoy, uno de los contendores más fuertes–, quien le cerró la puerta a esa vía tras inscribir ante la Registraduría 4,6 millones de firmas para avalar su aspiración. “No voy a la consulta de marzo, pero estoy abierto a la unidad”, dijo, lo que habría generado molestia en el propio Uribe.
Fajardo también anunció que emprenderá un camino en solitario, advirtiendo que su apuesta no es liderar el centro, sino “construir una nueva mayoría”. Lo anterior, dejando de lado los extremos y apostando por una fórmula que reivindique el centro.

