De consultas, Reformas y Otras Estrategias

El gobierno del cambio llegó con la esperanza de que las cosas iban a mejorar, de que, por fin, las necesidades básicas del pueblo serían suplidas por la nación, que íbamos a vivir tiempos «chéveres», o como dijo la vicepresidenta: «vamos a vivir sabroso». Sin embargo, la realidad que enfrenta nuestro país es muy distinta.

Hoy, ante la polarización que vivimos y el odio que se infunde en la sociedad, debemos recordar que son más las cosas que nos unen que las que nos separan. ¡Si, nuestros líderes políticos tuvieran más cordura, más educación y mayor sensibilidad social, no estaríamos como estamos!

Da tristeza ver que muchas de las políticas públicas que lanza el gobierno parecen más estrategias de campaña electoral, que verdaderas acciones orientadas a garantizar que la ciudadanía pueda gozar de beneficios laborales y pensionales, como se expone en las reformas. ¡Qué bueno tener derechos! Pero también sería bueno que el gobierno tuviera los recursos para que esos derechos llegaran a más personas, y que así ellos puedan mejorar las condiciones de sus hogares. Lastimosamente, se pueden promulgar leyes, pero si no hay recursos suficientes, será imposible garantizar que los ciudadanos accedan a estos beneficios.

Ahora bien, esto concierne tanto al gobierno como a los congresistas que lo defienden. ¿Y qué podemos decir de los opositores? ¿De los congresistas que no están de acuerdo con las reformas? Pues igual de mal que el gobierno que nos prometió el cambio. Ver cómo el Congreso se niega a socializar, debatir y concertar reformas es decepcionante, porque están dejando de cumplir la función para los cargos que fueron elegidos.

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¡Aquí hay para todos! Congresistas del gobierno que se van a la peluquería para no votar, congresistas que apoyan bajo cuerda y ese día no asisten a la plenaria, y peor aún, congresistas opositores que celebran el hundimiento de la consulta alzando la voz y hasta insultando, como si se tratara de una pelea de gallos, donde se pierde o se gana unos pocos pesos.

Un llamado al señor presidente, ministros, congresistas y a todos los responsables de ejecutar y legislar en este país: dejen de pensar en las elecciones de 2026 y pónganse a trabajar. Al final, a quien tienen que cautivar es al votante al que engañaron prometiendo un cambio que no llegó, al que está cansado de tanto show y actos de corrupción, al que votó para que lo representaran y hoy se siente decepcionado.

Recuerden que las campañas es mejor hacerlas pocos meses antes de las elecciones, porque, al paso que van, llegarán chamuscados y empobrecidos.