Una vez cumplido el primer año del gobierno del presidente Petro, los adversarios, que no opositores, comenzaron a crear el relato de la Colombia anterior a Petro un cuento hecho para ser escuchados por los niños, los jóvenes y adultos a los cuales no les correspondió escuchar ni si quiera una hora de historia en la semana, como parte de su pensum académico en las otrora escuelas y los desaparecidos colegios. Será por eso que ahora esa entonces niñez y juventud convertida en la ciudadanía adulta del presente cree que esta violencia no tiene pasado y ni se atreve a imaginar que es la misma que pudieron sufrir desde sus tatarabuelos hasta sus padres pasando por los abuelos que aun viven, solo que silenciados por la avalancha de una información amañada que construye una relato histórico a la manera de las películas de Walt Disney o sea más que para ser analizada e interpretada con la razón, para ser digerida a la par con las hamburguesas y las coca colas. Lo grave de esta manera de asistir a ver los sucesos actuales es que se termina opinando de igual manera, ligera, insoportablemente leve.
Esa oposición feroz que no entendió como ni por qué perdió el poder en el cual había medrado más de dos siglos, no espero sino a que se posicionara el nuevo mandatario para colgar sobre estos opinadores de cartón, entiéndase cartón literalmente y no en la manera figurada que hace alusión a un título profesional, el letrero insoportable por ligero que reza: “fracasó la paz total de Petro”. Esa clase a veces llamada empresarial y, en otras, dirigente ha colocado tal anuncio sobre esos pechos aun lampiños segura de que lo mostrarían permitiendo pensar en que por ser la llamada sangre nuevo del periodismo nadie dudaría de su objetividad y tampoco se les exigiría comprobar si detrás de lo expresado se puede encontrar argumentos de peso, como los que puede aportar la sola historia del país. Sin embargo, a estos líderes de la derecha, se les escapó o no intuyeron en que la perspicacia de los oyentes y lectores serios mayores de 40 y los menores de esa edad, o sea los no acostumbrados a convertir las especulaciones en hechos, se iban a dedicar los unos a recordar y los otros a hurgar en el pasado, buscando al menos el más pequeño de los vestigios que les permitiera creer en la real existencia de la Arcadia, en este lado del mundo, en los tiempos modernos. Solo que los esfuerzos empleados para tal propósito fueron, ya que no podían ser de otra manera, infructuosos. Pues cada vez que se adentraban en los sucesos de tan solo los últimos 100 años de este país más violencia encontraban.
12.221 homicidios durante el año 2022, 96 masacres en el lapso de los 12 meses correspondientes al año 2021. Entre los años que van del 2016 al 2021, la Oficina de Derechos Humanos verificó 562 casos de asesinato de personas defensoras de derechos humanos. 26.470 mujeres se registran como víctimas de homicidio en el 2020. Para el 2010 se contaron 15.459 asesinatos y 125.000 personas desplazadas por la violencia inauguraron el primer año de este siglo, dato que confirma la tesis que presenta el crecimiento de las ciudades debido a las migraciones de pobladores de las áreas rurales hacia los centros urbanos, consecuencia de esa violencia que desde la conquista no ha cesado, aunque los ahora influencer metidos a periodistas o apolíticos o a políticos y periodistas nos presentan como propia de este gobierno. Como si no fuera verdad que aquella llamada seguridad democrática, de la que a más de uno le gusta alardear y añorar como la arcadia, no tuviera en vidas humanas el costo de 6402 inocentes. ricardosarasty32@hotmail.com

