¿Cuál ha sido el desempeño de los políticos nariñenses?

El desempeño de los parlamentarios nariñenses ha sido muy pobre. En efecto, al evaluar las siguientes fuentes se desprende que precisamente el Departamento de Nariño no tiene parlamentarios sino personas intrascendentes que ejercen la política a través de empresas constituidas solo con fines electorales. Las fuentes consultadas son las siguientes: Pagina del Congreso (asistencia, proyectos, intervenciones), Congreso Visible de la Universidad de los Andes, Función Pública, Procuraduría, Fiscalía, medios de comunicación y veedurías ciudadanas, redes sociales del congresista y boletines de gestión.

La evaluación del trabajo parlamentario implica contemplar múltiples dimensiones de su labor legislativa, política, ética y de representación ciudadana.

Se esperaba que sea un vigilante del gobierno y de las instituciones públicas, que fuera capaz de denunciar la corrupción incluyendo los miembros de su propio partido, o el despilfarro y los abusos del poder y que promoviera la transparencia del Estado.

Se esperaba que su asistencia a las sesiones plenarias y a sus respectivas comisiones fuera permanente y que hiciera uso del debate con argumentos y sin demagogia para apoyar o rechazar una iniciativa legislativa, es decir, que no fuera un congresista decorativo. Se esperaba que los parlamentarios de Nariño estuvieran preparados para debatir y tomar decisiones informadas, que entendieran los temas nacionales (salud, educación, economía, justicia, etc.) y que tuviera propuestas concretas estudiadas con juicio con la comunidad, con equipos técnicos y asesores capacitados. También, se esperaba que fueran coherentes con lo prometió en campaña, que no cambiara de posición por conveniencia o presión política, que no saltara de partido o se aliara con quienes antes criticaba.

Congresistas como la señora Teresa Enríquez ha estado vinculada a redes políticas familiares que han controlado entidades públicas en Nariño durante décadas (Corponariño, Gobernación, Alcaldías), lo que reproduce el nepotismo político y bloquea el acceso de nuevos liderazgos.

El señor Daniel Peñuela, así como, la señora Ruth Enríquez han carecido completamente de visibilidad publica, no figuran en debates, ni en medios ni en redes. Esto sugiere una presencia pasiva, sin ejercicio pleno del mandato, es decir, su comportamiento ha implicado perder poder de negociación política nacional. Ruth Enríquez no aparece en registros actualizados ni en perfiles institucionales, lo que indica que no tiene presencia publica significativa documentada para evaluar.

Gilberto Betancourt carece de actividad legislativa y no ha concretado ningún proyecto para beneficio de la región. Se ha caracterizado por su enfoque en la burocracia para su empresa electoral.

El señor Erick Velazco, no aparece en las fuentes consultadas, es decir, su actividad ha sido nula. Su elección ha sido intrascendente y llena de escándalos.

La señora Liliana Benavides, no evidencia ninguna iniciativa que hay permitido la transformación estructural del departamento; por el contrario, se ha conformado con su voracidad burocrática para su empresa electoral. También, ha optado por ausentarse del recinto del senado cuando se ha llamado a la votación de importantes proyectos de ley.

El señor Robert Daza, apoyo públicamente la iniciativa de crear el nuevo departamento del litoral pacifico, defendiendo la división de Nariño con el argumento de la autodeterminación y equidad territorial.

El señor Alberto Benavides, es un total desconocido para los Nariñenses porque su ascenso al senado obedeció a la renuencia del senador Gustavo Bolívar. No se ha destacado en absolutamente nada.

En resumen, los parlamentarios del departamento evidencian bajo desempeño legislativo, pasividad política, practicas clientelistas y familiares, ausencia de rendición de cuentas, desconexión con sectores sociales y no tienen resultados visibles.

Nariño merece mejores congresistas, es decir, personas que sean capaces de capaces de presentar leyes para la transformación de los problemas estructurales de Nariño, que estén activos en temas de paz, empleo rural, lucha contra los cultivos ilícitos y defensa del medio ambiente. Nariño necesita congresistas que estén a la altura en temas como los cierres de la vía panamericana, la violencia en Tumaco y el piedemonte costero, el abandono del sector agropecuario. Congresistas que no pertenezcan a clanes familiares que llevan décadas rotándose cargos, aquellos que no piensen en relaciones clientelistas con alcaldías, gobernaciones y entidades públicas como Corponariño, Cedenar, Sepal, Caja de Compensacion Familiar, ICBF, etc. Congresistas que sean capaces de explicar porque votan de la forma que lo hacen. Que rindan cuenta a sus electores y que escuchen a la ciudadanía. Necesitamos personas que estén conectados con mujeres lideres, jóvenes, indígenas, campesinos y movimientos ambientales, en la transición energética, en la economía campesina y la justicia.

 Por eso, Nariño debe aspirar a tener congresistas que representen a la ciudadanía real, es decir, que escuchen, hablen claro y vivan los problemas del territorio, que no tengan vínculos con maquinarias políticas ni contratos públicos, que prioricen la infraestructura digna para el departamento como carreteras, salud, educación rural, que defiendan la paz, los derechos campesinos y la soberanía alimentaria. Que publiquen sus votos, su agenda y sus gastos. En síntesis, el elector no debe votar por apellidos, por regalos, por venta de su voto o comprometido con promesas vacías.