Crisis política en Perú: Boluarte cae por “incapacidad moral” y el Congreso impone nuevo presidente

José Jerí asume la presidencia de Perú tras la destitución de Dina Boluarte por incapacidad moral permanente

En una jornada histórica marcada por la tensión política y el repudio ciudadano, el Congreso de la República del Perú destituyó en la madrugada del 10 de octubre de 2025 a la presidenta Dina Boluarte, tras aprobar con más de 120 votos a favor la moción de vacancia por “incapacidad moral permanente”, una figura constitucional que en los últimos años se ha convertido en el sello de la inestabilidad política del país andino.

El proceso se aceleró luego de semanas de creciente presión política y mediática en medio de una ola de escándalos que golpearon la credibilidad de Boluarte.

La mandataria enfrentaba investigaciones por presunto enriquecimiento ilícito, omisión de bienes en sus declaraciones patrimoniales y uso indebido de recursos del Estado, entre ellos vehículos oficiales presuntamente destinados a encubrir la fuga de aliados políticos.

A ello se sumó la crisis de seguridad que azotaba al país, agravada por el ataque armado contra el grupo musical Agua Marina en Lima, un hecho que encendió las alarmas sobre el deterioro del orden público. La oposición utilizó este episodio como ejemplo de la “incapacidad del gobierno para garantizar la vida de los peruanos”, lo que terminó por sellar el destino político de Boluarte.
Durante la sesión plenaria, la presidenta no acudió a ejercer su derecho a defensa, alegando que el proceso era inconstitucional. Sin embargo, su ausencia facilitó que la moción avanzara sin obstáculos y que la destitución se aprobara de manera casi unánime.

Tras la votación, y en cumplimiento de la línea de sucesión establecida por la Constitución, el presidente del Congreso, José Jerí Oré, juramentó de inmediato como presidente interino del Perú. En su discurso inicial, Jerí prometió “restablecer la gobernabilidad, convocar al diálogo nacional y garantizar un proceso electoral transparente”.
El nuevo mandatario asumirá el cargo hasta el 28 de julio de 2026, fecha en la que culmina el actual periodo presidencial y cuando deberá entregar el poder al nuevo presidente electo en los comicios previstos para abril de ese año.

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La comunidad internacional reaccionó con cautela ante la noticia. Mientras algunos gobiernos latinoamericanos pidieron respeto por el orden democrático, otros expresaron preocupación por la recurrencia de crisis institucionales en Perú, que en menos de una década ha visto pasar a seis presidentes.

En tanto, Dina Boluarte permanece en silencio. Su entorno político anunció que evalúa acudir a instancias judiciales y organismos internacionales para denunciar lo que califican como un “golpe parlamentario encubierto bajo un ropaje constitucional”.

Perú, una vez más, se encuentra ante un nuevo punto de quiebre en su historia democrática, en medio de un clima social marcado por la desconfianza y la fatiga de un pueblo que ha visto desfilar gobiernos efímeros, promesas rotas y un Congreso que, lejos de ser árbitro, se ha convertido en protagonista de la inestabilidad.